jueves, 31 de octubre de 2013

La imperceptible noción de todas las cosas (sobre el apoyo de estudiantes de la UNAM a la CNTE)

SM Rico*

Con el paro temporal de labores de once planteles de la UNAM en solidaridad con la CNTE se genera una gran polémica entre los enterados, los afectados y los molestos.

Y en las pantallas de TV, se mantiene la posición de condena contra aquellos que no comprenden que la reforma educativa ya es un hecho. En los noticiarios, están frente a nosotros unos líderes que apenas y se nombran y una profesión que queda reducida a la simpleza, como integrada por “revoltosos e ignorantes”
Sin indagar solo se condena y es entonces que se pierde la amistad y se pierde la cordura; se pierde la perspectiva, lo aprendido y los libros que leímos sobre nuestra historia.

La reforma educativa va de lo necesario a lo mal planeado y de ahí a un futuro incierto; el poder de los grupos magisteriales al defender sus intereses nos dejan ver su insuficiencia ante el gobierno y sus pantallas; y la pregunta es: cuando llegue una reforma que nos afecte a nosotros ¿habrá quien nos apoye para evitarla? o nos quedaremos callados para no ser como los repudiados alborotadores que se deberían ir de nuestras calles.

Como universitarios, más que obligación, nuestro reto es la comprensión y la conciencia, el obtener todos los datos para llegar a conocer la verdad; no la verdad de un grupo, el apoyo incondicional a un líder o a quien esté en contra de lo establecido; sino el conocimiento del objeto de nuestro estudio que es la sociedad en su compleja diversidad, para así darnos cuenta de la manera en que nuestra realidad cambia y la forma en la que próximamente nos alcanzara a nosotros también.

Cambiar al sistema es la necesidad de convertir al Estado en algo más, que en el dueño de nuestras vidas.

*Artículo publicado en  La Carpa.com.mx septiembre 20 de 2013       

El Pacto por México; aprovechando el momento en los medios

SM Rico*

Captura de pantalla 2013-02-06 a la(s) 14.46.37Este conjunto de reformas, que por su importancia llaman poderosamente la atención, también han sido un motivo de controversia y marcado posturas a lo largo de las últimas semanas. Los partidos de derecha y los diferentes grupos que conforman a la izquierda mexicana han buscado atraer para sí los reflectores, tratando de consolidar su posición en la política nacional.

           El Pacto por México es una propuesta presidencial, que de dar resultado conseguirá que los compromisos de campaña de Enrique Peña Nieto queden a la vista de la ciudadanía como verdaderos logros priistas, pues ha convertido a cada uno en una supuesta solución a problemas reales y a necesidades constantes en la sociedad, lo que haría supuestamente el Plan Nacional de Desarrollo.

           Y es en esta la parte, en la de ayudar al gobierno priista a levantar su buena imagen, en la que los miembros de la oposición encuentran su participación en este “pacto” como algo que no les llevará a conseguir nada para ellos, razones más que poderosas para encontrar resistencia por parte de sus diferentes sectores, provocando división y controversia a cada paso.

       En lo general, los más divididos con respecto al tema han sido los grupos de izquierda; lo que con el tiempo necesariamente los llevará al punto de tener que decidir entre dos caminos, el primero sería aceptar y participar negociando el Pacto por México y la otra, criticarlo y sabotearlo para que no rinda fruto alguno.

           En el primer caso el riesgo que corren es el de que funcionen las reformas y le sirva a la población, en cuyo caso el mérito no será de ellos sino precisamente de Peña Nieto, aunque también en el caso de no servir de nada los convertiría en cómplices de tal fracaso.

          Por otra parte, si a pesar de no encontrarse unidos como un solo bloque, los grupos que pertenecen a la izquierda no apoyan las reformas en ningún sentido o no plantean algo que esté muy por arriba de lo que propone el gobierno actual, lo único que lograrán es que las cosas sigan como siempre y el gobierno del PRI tenga una nueva excusa para no cumplir sus promesas de campaña.

        Jesús Zambrano líder nacional del PRD a pesar de haber apoyado el pacto desde que se anunciara en los medios, puede ver el alcance que podría tener en futuras elecciones y deja claro que por lo pronto su negociación con el gobierno y con el PRI tiene como límite lo electoral; sin embargo, esto es algo que ya comenzado no podrá controlar mediáticamente de forma alguna.

      Para Andrés Manuel López Obrador todo se resumen en pocas palabras: “Tomadura de pelo, demagogia, politiquería, simulación, engaño”. Hace unas semanas en Mérida, el excandidato presidencial dejó en claro que por lo pronto no se ve, ni se verá ninguna diferencia o algún beneficio con el actual gobierno.

      Deja claro lo que se ve desde lejos; lo aprovecha en su discurso y lo convertirá en votos a su favor sea cual sea el resultado, pues necesita posicionarse nuevamente o por lo menos no perder vigencia. Buscará ser una nueva opción y un nuevo partido, y en su caso, lejos de cualquier apoyo o negociación al pacto, lo criticará y lo pondrá en evidencia.

     Con todo, mientras se puede llegar a saber si realmente funcionará o no, lo que propone el gobierno priista, lo que ha quedado claro, es que tan sólo el presentarse ante los medios, con la disposición o no de llegar a acuerdos, ha resultado muy rentable para nuestra clase política, pues para todos nuestros actores el mostrarse a favor o en contra del pacto da como resultado una constante exposición mediática de sus posturas; exposición que se traducirá electoralmente.

       Los integrantes de la derecha panista ven el pacto como una nueva oportunidad, como la forma en la que pueden mostrar en realidad o en apariencia que están a la altura de las necesidades de la población, todo en busca de lograr que la ciudadanía olvide la “docena trágica panista” que el anterior partido del poder ha dejado en su cotidianidad, y en algunos casos como en los estados fronterizos, marcas que llevarán por el resto de sus vidas.

          En opinión de su líder nacional Gustavo Madero, el que se reconozca la necesidad de las reformas, en especial aquellas por las que tanto luchó su partido por consolidar; específicamente en el tema laboral, energético y la reforma hacendaria, le dan certeza y razón de fondo a su partido. Una extraña forma de decir que si el pacto resulta significa que el PAN iba por buen camino y que solo era cuestión de tiempo.

      En declaración para El Excélsior el coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal García afirmó que el Pacto no es un cheque en blanco para ningún gobierno o partido; sin embargo, para Acción Nacional al saber que ha perdido la confianza de los votantes sólo puede apostar a la creación de una nueva imagen por medio del apoyo a las reformas y a la negociación de nuevas posiciones de poder en las siguientes elecciones locales.

     El PRI, por su parte, tiene en el Pacto por México una gran oportunidad de legitimación, una gran oportunidad de mostrarse como un nuevo partido, al fin, una gran oportunidad de que la ciudadanía pase por alto la controvertida victoria de Enrique Peña Nieto, junto con el hecho de que las cosas no han cambiado en esencia, pues los aumentos a los combustibles y alimentos continuarán y los muertos aún siguen llenando de dolor nuestras calles.

          Una guerra por reflectores es el primer resultado del nuevo “pacto”, cada grupo de cada postura ideológica tanto de izquierda como de derecha exponen su posición ante los medios, incluyendo nuevamente las voces del EZLN, muchos hablan sobre lo necesario de las reformas pero pocos son congruentes con respecto a la manera en la que se llevarán a cabo estos cambios, cómo se conseguirán todos los recursos necesarios para lograrlos y la manera en la que afectarán en un futuro cercano a la población.

       Los ciudadanos sólo sabemos que tales reformas son urgentes y necesarias para el país pero una vez más nos toca solamente esperar; tal vez sean seis meses o todo el año para saber si estos planes funcionarán o si solamente servirán electoralmente en su momento, dejándonos en espera de que otro “pacto” venga a rescatarnos.


*Artículo publicado en Revista Lithoral 9016 en febrero de 2013

domingo, 27 de octubre de 2013

La breve historia de un dictador en Paseo de la Reforma (Crónica)



  • La polémica del Parque de la amistad y el Monumento al genocidio de Jodyali


SM Rico

Un inquilino incómodo
Ocurrió al final del sexenio pasado, el de Marcelo Ebrard Casaubón, durante el segundo semestre del 2012 y terminó en los primeros meses de 2013 en la Ciudad de México. Fue una corta historia de menos de un año pero que algunos recordarán por siempre; empezó por una sola palabra y la defectuosa redacción en una placa, pero en especial por la estatua de un parque.  

Se encontraba en franca tranquilidad y en espera de cada amanecer; en una silla de bronce y una base de mármol blanco, con su país a las espaldas y viendo con orgullo al horizonte. El incidente provocado por esta polémica estatua nos recordará por mucho tiempo que hay historia más allá de nuestras fronteras.

Fue la estatua de Heydar Aliyev, ex presidente de la República de Azerbaiyán, que se colocó en un parque ubicado sobre Paseo de la Reforma; justo en la unión con circuito Gandhi, a un lado del Deportivo Chapultepec y enfrente del Museo de Arte Moderno. 

Esta obra fue donada por el gobierno azerí, junto con un monumento en conmemoración al genocidio de Jodyali, que en los hechos consistió en el asesinato de más de 600 civiles en un conflicto armado, entre Azerbaiyán y Armenia, conocido como: La Guerra de Nagorno Karabaj y que ocurrió en la región sureste del Cáucaso, específicamente en la Ciudad de Jodyali (Xocali). Este otro monumento fue colocado en la remodelada Plaza de Tlaxcoaque y al igual que la estatua de Paseo de la Reforma desató una gran variedad de opiniones que al final abrieron camino a la reflexión y al análisis. 

En un inicio, las críticas

En una entrevista para MVS radio a principios de noviembre de 2012, el ex rector de la UNAM José Sarukhán criticó como inconveniente la decisión del Gobierno del D.F de permitir la permanencia de la estatua de Heydar Aliyev y evidenció su ignorancia en cuanto a lo que ocurre en el mundo, afirmando que este acto no le hace ningún favor a una ciudad que está pretendiendo ser de avanzada. 

Anteriormente, en un artículo publicado en el periódico El Universal el 26 de octubre de 2012, recordó las descripciones al respecto del ex mandatario protagonista de esta polémica; describiéndolo como un personaje de personalidad tirana y que ha sido reconocido por su crueldad, corrupción y oportunismo político. El también miembro del Colegio Nacional desde 1987, señaló también como desafortunada la mención de la palabra genocidio en la placa del monumento de la Plaza de Tlaxcoaque. 

Este monumento aún se encuentra ubicado en el centro de la ciudad, cerca de la estación del Metro Pino Suarez y fue donado también por el gobierno de Azerbaiyán. Sarukhán mencionó que es una manera en la que esta república otomana trata de blanquear su imagen ante el mundo para tratar de tapar las atrocidades cometidas a principios del siglo XX, en un hecho conocido como: el genocidio armenio y en el cual murieron alrededor de un millón y medio de personas.

Por su parte en otro artículo publicado también en El Universal el 21 de octubre de 2012, el historiador Jean Meyer resume parte de la carrera de este personaje: “en 1944 inició su carrera en la KGB, posteriormente de 1969 a 1982 mandó en Azerbaiyán por medio de la autoridad que le confiere su posición en la Unión Soviética y aquí es donde tuvo contacto con la mafia azerí enriqueciéndose.

Mijaíl Gorbachov en ese entonces lo despide por actos de corrupción en 1987, sin embargo a la caída de la URSS y envuelto en la bandera del nacionalismo aprovecha un golpe militar y llega a la presidencia en 1993, firmando una tregua el año siguiente con Armenia y acaparando el poder político en su país desde entonces, hasta su muerte en 2003, quedando inmediatamente la república en manos de su hijo, Ilham Aliyev que es actualmente el presidente de Azerbaiyán". 

Jean Meyer menciona que por conducto de sus sedes diplomáticas en diferentes países, Aliyev busca sistemáticamente resaltar la imagen de su padre con obras parecidas a las que se encuentran ahora en la Ciudad de México y que fueron inauguradas el 22 de agosto de 2012. En cuanto a la placa, refiere sobre la polémica palabra incluida en ella (genocidio) como: “una propaganda inadmisible contra Armenia”.  

Otra de las voces que se pronunciaron al respecto fue la de Jacobo Dayan director de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, quien en entrevistas a W Radio y posteriormente a Carmen Aristegui en noviembre de 2012, llamó la atención sobre el Monumento al genocidio de Jodyali; afirmando que lo ocurrido en ese lugar es condenable, pero que no se puede hablar de genocidio a la ligera.

Esperando el amananecer
El problema de poner esta palabra en la placa de la estatua de la Plaza de Tlaxcoaque, comentó, radica en las implicaciones de su utilización ya que a nivel internacional no existe aún un consenso en cuanto al uso del término y porque implicaría el hacer responsables a los armenios de este tipo de actos, cuando también ellos, fueron víctimas de genocidio por parte del desaparecido Imperio Otomano a principios del siglo XX.

Días más tarde en vista de las constantes declaraciones en los medios, el ministro de relaciones exteriores de la Republica de Armenia, de la que al 2012 no existía sede diplomatica en nuestro país, Edward Nalbandian fijó su posición, negando que las críticas por la estatua fueran parte de una guerra mediática en contra de Azerbaiyán y aseguró que el gobierno del D.F era en encargado de resolver si su decisión fue correcta o no.

Indicó en definitiva que la estatua no traería ningún honor a la Ciudad de México. Estas declaraciones tuvieron efecto, y horas más tarde, la entonces secretaria de relaciones exteriores, Patricia Espinoza se comprometió ante los medios de comunicación a informar oficialmente al Gobierno de la Ciudad sobre la postura del gobierno de Armenia.