lunes, 9 de diciembre de 2013
sábado, 30 de noviembre de 2013
martes, 26 de noviembre de 2013
Autodefensas en Michoacán, una incómoda rebeldía
SM Rico
En estos últimos días a las orillas del río Lerma, específicamente en los límites de Jalisco y Michoacán, se han encontrado hasta el momento, los restos de 48 personas. Este caudaloso río, sin duda un lugar relacionado con el paso a la otra vida, ha atraído la atención de los medios por el macabro hallazgo; descubrimiento, producto de una investigación relacionada con la desaparición de dos agentes federales.
Este hecho sin embargo pone en evidencia de nueva cuenta una actividad común del crimen organizado mexicano: las “narcofosas”, lugares de muerte y desolación que igualmente son ocupadas por pobladores, migrantes o delincuentes y que nos dejan nuevamente una macabra postal de lo que viven los michoacanos día a día.
Una fosa abandonada; no es la única por descubrir, muchas más faltan por ser encontradas y muchos están por morir. ¿Quién los encontrará?
Otra parte de nuestra realidad la ocupan los grupos de autodefensa, que ubicados en varios estados del país, operan fuera de la ley, pero buscando a los que la transgreden; sin embargo, para el gobierno federal, ya sea en voz del secretario de gobernación Osorio Chong, o del procurador Murillo Karam, la atención está centrada mediáticamente en el hecho de que la aplicación de la ley debe de empezar por la erradicación de estos grupos y no por la de los añejos delincuentes.
Para los tres niveles de gobierno, es necesariamente molesto que la gente se muestre tan cotidianamente ante los medios informativos, en el extremo de la desesperación y en el límite de su fastidio.
De igual manera, el grupo de autodefensa como tal, significa una incómoda rebeldía para el Estado, pues su fuerza no está dirigida hacia una idea subjetiva, sino al hecho de suplir el poder institucional, dada su incapacidad para cumplir la función de proporcionar seguridad a sus habitantes, lográndolo de una manera más puntual con los pocos elementos con que cuenta.
Por el voto y la confianza, contratamos a un monstruo para que nos protegiera de otros peores que él, pero hoy en día, nuestro Golem está comiendo en la misma mesa que los criminales; el contrato social se ha roto y las armas parecen el único camino, pues la idea de crear un verdadero pasaje hacia algún lado ya no es real, la realidad es más bien, un camino hacia el precipicio.
El narcotráfico es un negocio de millones de dólares; pero el producto del trabajo de los pobladores, sus esposas e hijas, el derecho de piso y la vida misma, son moneda de cambio y consumo frecuente de aquellos que tienen poder. Y así, día a día el silencio y la impunidad crecen; el hastío y la
angustia llevan a las armas en busca de justicia, pero no la encuentran ahora, ni la encontrarán en el largo plazo.
La fuerza de las autodefensas radica, en parte, en la conquista de la voluntad y la esperanza de los pobladores abandonados al simple discurso burocrático de “el asunto se está atendiendo” o al de “queda mucho por hacer, pero seguimos trabajando” y es entonces que municipio por municipio, la gente toma la decisión de vivir fuera de la ley o morir lentamente en el estado de derecho.
Increíblemente para Fausto Vallejo, el problema solo se encuentra en cinco municipios: Tepalcatepec, Vista Hermosa, Aguililla, Chinicuila y Tancitaro. Este último, exhibido recientemente a la luz de los medios informativos, como un lugar en donde la población huye y como refugiados busca cobijo con el párroco local.
Por otra parte destacan las acciones emprendidas del doctor Juan José Mireles, presidente del Consejo Ciudadano de Defensa de Tepalcatepec y que a su vez forma parte del Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán. El Dr. Mireles es un personaje cada vez más frecuente en los medios de comunicación y en videos subidos a las redes sociales y que sirve de ejemplo de organización y supervivencia ante los numerosos grupos criminales de la entidad.
Un corazón lleno de tristeza y desesperación, en medio de una estructura carente de orden y de honradez, es motivo suficiente para que cualquiera llegue a tomar las armas. Los campesinos, los comerciantes y pobladores en general, tienen causa y tienen propósito; es lo que les han quitado y lo que les roban de sus vidas diariamente, lo que los impulsará a seguir adelante aunque oficialmente sean considerados como criminales también.
A lo largo de los años los grupos criminales michoacanos, han logrado gran poder, gracias a la conquista, no solo por la fuerza, sino por la afinidad con sus víctimas. Han logrado hegemonía gracias al poder de las armas, la amenaza, la manipulación sectaria y por presentarse como autoridad en cada municipio; aunado a esto, han financiado a autoridades de los tres niveles y candidaturas para asegurarse impunidad.
Por otra parte las víctimas solo tienen sus historias de vida, lo poco que les han dejado en dinero y dignidad, y la determinación de convencer a otros como ellos, y a los que aún son víctimas, de empuñar un arma y empezar una difícil lucha contra todo este añejo sistema de complicidades.
La iglesia, en su representación local, discute el tema, pero sus palabras valen tanto o menos que las de cualquier ciudadano o cualquier víctima; pues son los sometidos al chantaje, el robo, el secuestro, la trata de personas y el asesinato de sus familiares, los que intentan ser escuchados y sin embargo, solo son atiborrados de palabras y promesas.
¿Qué poder realmente gobierna en Michoacán? Es muy probable que no sea el poder del pueblo, sino el del crimen organizado. El gobierno federal sabe que la seguridad en el país, es deber de las instituciones, de alguien más sería inadmisible, pues la historia nos recuerda que un poder que vincula por una causa, el poder de la unión, es un poder que se extiende y que trasciende cualquier cosa, incluso la autoridad del Estado.
Este hecho sin embargo pone en evidencia de nueva cuenta una actividad común del crimen organizado mexicano: las “narcofosas”, lugares de muerte y desolación que igualmente son ocupadas por pobladores, migrantes o delincuentes y que nos dejan nuevamente una macabra postal de lo que viven los michoacanos día a día.
Una fosa abandonada; no es la única por descubrir, muchas más faltan por ser encontradas y muchos están por morir. ¿Quién los encontrará?
Otra parte de nuestra realidad la ocupan los grupos de autodefensa, que ubicados en varios estados del país, operan fuera de la ley, pero buscando a los que la transgreden; sin embargo, para el gobierno federal, ya sea en voz del secretario de gobernación Osorio Chong, o del procurador Murillo Karam, la atención está centrada mediáticamente en el hecho de que la aplicación de la ley debe de empezar por la erradicación de estos grupos y no por la de los añejos delincuentes.
Para los tres niveles de gobierno, es necesariamente molesto que la gente se muestre tan cotidianamente ante los medios informativos, en el extremo de la desesperación y en el límite de su fastidio.
De igual manera, el grupo de autodefensa como tal, significa una incómoda rebeldía para el Estado, pues su fuerza no está dirigida hacia una idea subjetiva, sino al hecho de suplir el poder institucional, dada su incapacidad para cumplir la función de proporcionar seguridad a sus habitantes, lográndolo de una manera más puntual con los pocos elementos con que cuenta.
Por el voto y la confianza, contratamos a un monstruo para que nos protegiera de otros peores que él, pero hoy en día, nuestro Golem está comiendo en la misma mesa que los criminales; el contrato social se ha roto y las armas parecen el único camino, pues la idea de crear un verdadero pasaje hacia algún lado ya no es real, la realidad es más bien, un camino hacia el precipicio.
El narcotráfico es un negocio de millones de dólares; pero el producto del trabajo de los pobladores, sus esposas e hijas, el derecho de piso y la vida misma, son moneda de cambio y consumo frecuente de aquellos que tienen poder. Y así, día a día el silencio y la impunidad crecen; el hastío y la
angustia llevan a las armas en busca de justicia, pero no la encuentran ahora, ni la encontrarán en el largo plazo.
La fuerza de las autodefensas radica, en parte, en la conquista de la voluntad y la esperanza de los pobladores abandonados al simple discurso burocrático de “el asunto se está atendiendo” o al de “queda mucho por hacer, pero seguimos trabajando” y es entonces que municipio por municipio, la gente toma la decisión de vivir fuera de la ley o morir lentamente en el estado de derecho.
Increíblemente para Fausto Vallejo, el problema solo se encuentra en cinco municipios: Tepalcatepec, Vista Hermosa, Aguililla, Chinicuila y Tancitaro. Este último, exhibido recientemente a la luz de los medios informativos, como un lugar en donde la población huye y como refugiados busca cobijo con el párroco local.
Por otra parte destacan las acciones emprendidas del doctor Juan José Mireles, presidente del Consejo Ciudadano de Defensa de Tepalcatepec y que a su vez forma parte del Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán. El Dr. Mireles es un personaje cada vez más frecuente en los medios de comunicación y en videos subidos a las redes sociales y que sirve de ejemplo de organización y supervivencia ante los numerosos grupos criminales de la entidad.
Un corazón lleno de tristeza y desesperación, en medio de una estructura carente de orden y de honradez, es motivo suficiente para que cualquiera llegue a tomar las armas. Los campesinos, los comerciantes y pobladores en general, tienen causa y tienen propósito; es lo que les han quitado y lo que les roban de sus vidas diariamente, lo que los impulsará a seguir adelante aunque oficialmente sean considerados como criminales también.
A lo largo de los años los grupos criminales michoacanos, han logrado gran poder, gracias a la conquista, no solo por la fuerza, sino por la afinidad con sus víctimas. Han logrado hegemonía gracias al poder de las armas, la amenaza, la manipulación sectaria y por presentarse como autoridad en cada municipio; aunado a esto, han financiado a autoridades de los tres niveles y candidaturas para asegurarse impunidad.
Por otra parte las víctimas solo tienen sus historias de vida, lo poco que les han dejado en dinero y dignidad, y la determinación de convencer a otros como ellos, y a los que aún son víctimas, de empuñar un arma y empezar una difícil lucha contra todo este añejo sistema de complicidades.
La iglesia, en su representación local, discute el tema, pero sus palabras valen tanto o menos que las de cualquier ciudadano o cualquier víctima; pues son los sometidos al chantaje, el robo, el secuestro, la trata de personas y el asesinato de sus familiares, los que intentan ser escuchados y sin embargo, solo son atiborrados de palabras y promesas.
¿Qué poder realmente gobierna en Michoacán? Es muy probable que no sea el poder del pueblo, sino el del crimen organizado. El gobierno federal sabe que la seguridad en el país, es deber de las instituciones, de alguien más sería inadmisible, pues la historia nos recuerda que un poder que vincula por una causa, el poder de la unión, es un poder que se extiende y que trasciende cualquier cosa, incluso la autoridad del Estado.
martes, 5 de noviembre de 2013
Los grupos de autodefensa en México: evidencia de un gobierno ausente (Segunda parte)
Mario Samuel Rico*
Fotos: Miguel Carrillo
Cada vez tienen una mayor presencia en el país y en cuestión de meses han escalado de ser algunos, a ser muchos; de ser pequeños conjuntos de vecinos castigando delincuentes a convertirse en grupos que tienen muy claro su objetivo, que viven y dedican parte de sus vidas a la búsqueda de la seguridad que el gobierno no les ha proporcionado, y que tienen por seguro que no les proporcionará.
Ha quedado a la vista a pesar de todo discurso, que es de mayor importancia para el Estado el mantener una imagen de legitimidad y de cierta armonía en medio de una constante búsqueda de desarrollo, que un verdadero conjunto de acciones que logren la seguridad y el progreso tanto económico como educativo en las comunidades del interior de la república.
Y en una historia de la que parece solo se ha visto el comienzo cabe la pregunta: ¿Podría ser acaso una forma de hacer indispensable la existencia de un mando único policial logrando que este compromiso cumplido sea una bandera con fines electorales?
Lo que queda claro es que los gobiernos involucrados evaden la responsabilidad de brindar seguridad a sus ciudadanos, dejando en el abandono a millones de personas y por desgracia en espera de que alguien represente, de un modo o de otro, su ignorado deseo de justicia.
Los habitantes de estas comunidades se han dado cuenta, ya sea por los constantes descubrimientos de corrupción y excesos de los gobernadores y exgobernadores o ya sea porque lo viven desde hace años, que las autoridades no van a hacer nada por ellos y que gran pate sus representantes viven en complicidad con el crimen organizado.
Todo esto nos lleva a la primera semana de marzo del presente año en Michoacán, el mejor ejemplo de un gobierno ausente, lejano e ineficiente; cuando elementos del Ejército mexicano detuvieron en la localidad de Buenavista Tomatlán a varios de los integrantes de una guardia comunitaria que viajaban armados en camionetas por la carretera.
Dando como resultado un total de 51 detenidos y que a su vez provoco que en los siguientes días una manifestación de pobladores de esta comunidad retuvieran a 40 militares por varias horas en demanda de la liberación de los aprehendidos.
Al final, la negociación de autoridades locales y de la Sedena logró que los militares fueran liberados y se comprometiera una constante presencia castrense en el área para brindar mayor seguridad, junto con la promesa de “asesoría” en el proceso penal para el total de los detenidos anteriormente por el ejército.
Pero el problema continuó avanzado y de promesas y lejanos pronósticos se llenaron las pantallas televisivas; hasta que en un video en You Tube el líder de “los caballeros templarios”, Servando Gómez, alias “la Tuta” lanzo una fuerte amenaza a Hipólito Mora, líder a su vez del grupo de autodefensa de la Ruana.
La Tuta, uno de los líderes fundadores de este grupo de tipo sectario surgido en 2011, en estos “comunicados” relaciona a las autodefensas con el Cartel de Jalisco Nueva Generación y con los zetas, y en un acto extremo ha sitiado prácticamente esta localidad con el argumento de que solo podrán entrar o comerciar aquellos que no estén relacionados con los cárteles arriba mencionados.
En palabras de Hipólito Mora, quien afirma no tener miedo a la amenaza y al que hasta le parece graciosa esta actitud por parte de La Tuta; el ejército está en la Ruana actualmente. Y sin embargo, queda muy claro a quien están cuidando, pues no han hecho hasta ahora nada por quitar el estado de sitio en el que se encuentran estas comunidades por culpa de los grupos del crimen organizado.
Hace pocos días en un anunciado “rescate” a la sociedad michoacana fue nombrado nuevo secretario de seguridad pública el general Brigadier Alberto Reyes Vaca, funcionario que parece tendrá extensas facultades pero que; sin embargo, solo remite al recuerdo de un hecho similar de hace seis años con el fallido Operativo Conjunto Michoacán de Felipe Calderón.
Algo preocupante al igual que en esta ocasión fue a principios de sexenio que se implementó un operativo que marcó el inicio de la “Guerra contra el narco” y que fue cuestionado duramente por las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron y que entre otras cosas dejó muertos en los hogares de las víctimas y farsas mediáticas, más que criminales en las cárceles.
Es un estado ausente la causa, y por otra parte, un estado ineficiente el centro de este conflicto de seguridad del que poco a poco los ciudadanos y los habitantes de las comunidades empiezan a darse cuenta en su desesperación y su hartazgo, que son los únicos que pueden hacer algo para asegurar la tranquilidad de sus familias y evitar los asesinatos y el cobro de piso al que las organizaciones criminales los someten.
Sin embargo, por ahora los retenes de los caballeros templarios a las comunidades afectadas como la de la Ruana parece no tendrán una pronta solución, y es más probable que el ejército y las fuerzas federales de seguridad actúen como primer acto, en contra de los grupos de autodefensa.
Lo más lógico es que los desarmen y consignen antes que ejercer acción alguna contra la delincuencia organizada, que bien arraigados y amparados en la corrupción, generan enormes cantidades de dinero por sus actividades, obteniendo protección de los diferentes órdenes de gobierno estatal y federal.
Estos grupos, por ahora, son noticia en Michoacán pero ¿cuánto falta para que lo sean en Guerrero o en el Estado de México? o que sean patrocinados en su totalidad por grupos rivales del crimen organizado. Al final esta historia se escribe todos los días, y no solo en las alejadas comunidades del interior de la república, sino en todo el país.
Fotos: Miguel Carrillo
Cada vez tienen una mayor presencia en el país y en cuestión de meses han escalado de ser algunos, a ser muchos; de ser pequeños conjuntos de vecinos castigando delincuentes a convertirse en grupos que tienen muy claro su objetivo, que viven y dedican parte de sus vidas a la búsqueda de la seguridad que el gobierno no les ha proporcionado, y que tienen por seguro que no les proporcionará.
Ha quedado a la vista a pesar de todo discurso, que es de mayor importancia para el Estado el mantener una imagen de legitimidad y de cierta armonía en medio de una constante búsqueda de desarrollo, que un verdadero conjunto de acciones que logren la seguridad y el progreso tanto económico como educativo en las comunidades del interior de la república.
Y en una historia de la que parece solo se ha visto el comienzo cabe la pregunta: ¿Podría ser acaso una forma de hacer indispensable la existencia de un mando único policial logrando que este compromiso cumplido sea una bandera con fines electorales?
Lo que queda claro es que los gobiernos involucrados evaden la responsabilidad de brindar seguridad a sus ciudadanos, dejando en el abandono a millones de personas y por desgracia en espera de que alguien represente, de un modo o de otro, su ignorado deseo de justicia.
Los habitantes de estas comunidades se han dado cuenta, ya sea por los constantes descubrimientos de corrupción y excesos de los gobernadores y exgobernadores o ya sea porque lo viven desde hace años, que las autoridades no van a hacer nada por ellos y que gran pate sus representantes viven en complicidad con el crimen organizado.
Todo esto nos lleva a la primera semana de marzo del presente año en Michoacán, el mejor ejemplo de un gobierno ausente, lejano e ineficiente; cuando elementos del Ejército mexicano detuvieron en la localidad de Buenavista Tomatlán a varios de los integrantes de una guardia comunitaria que viajaban armados en camionetas por la carretera.
Dando como resultado un total de 51 detenidos y que a su vez provoco que en los siguientes días una manifestación de pobladores de esta comunidad retuvieran a 40 militares por varias horas en demanda de la liberación de los aprehendidos.
Al final, la negociación de autoridades locales y de la Sedena logró que los militares fueran liberados y se comprometiera una constante presencia castrense en el área para brindar mayor seguridad, junto con la promesa de “asesoría” en el proceso penal para el total de los detenidos anteriormente por el ejército.
Pero el problema continuó avanzado y de promesas y lejanos pronósticos se llenaron las pantallas televisivas; hasta que en un video en You Tube el líder de “los caballeros templarios”, Servando Gómez, alias “la Tuta” lanzo una fuerte amenaza a Hipólito Mora, líder a su vez del grupo de autodefensa de la Ruana.
La Tuta, uno de los líderes fundadores de este grupo de tipo sectario surgido en 2011, en estos “comunicados” relaciona a las autodefensas con el Cartel de Jalisco Nueva Generación y con los zetas, y en un acto extremo ha sitiado prácticamente esta localidad con el argumento de que solo podrán entrar o comerciar aquellos que no estén relacionados con los cárteles arriba mencionados.
En palabras de Hipólito Mora, quien afirma no tener miedo a la amenaza y al que hasta le parece graciosa esta actitud por parte de La Tuta; el ejército está en la Ruana actualmente. Y sin embargo, queda muy claro a quien están cuidando, pues no han hecho hasta ahora nada por quitar el estado de sitio en el que se encuentran estas comunidades por culpa de los grupos del crimen organizado.
Hace pocos días en un anunciado “rescate” a la sociedad michoacana fue nombrado nuevo secretario de seguridad pública el general Brigadier Alberto Reyes Vaca, funcionario que parece tendrá extensas facultades pero que; sin embargo, solo remite al recuerdo de un hecho similar de hace seis años con el fallido Operativo Conjunto Michoacán de Felipe Calderón.
Algo preocupante al igual que en esta ocasión fue a principios de sexenio que se implementó un operativo que marcó el inicio de la “Guerra contra el narco” y que fue cuestionado duramente por las violaciones a los derechos humanos que ocurrieron y que entre otras cosas dejó muertos en los hogares de las víctimas y farsas mediáticas, más que criminales en las cárceles.
Es un estado ausente la causa, y por otra parte, un estado ineficiente el centro de este conflicto de seguridad del que poco a poco los ciudadanos y los habitantes de las comunidades empiezan a darse cuenta en su desesperación y su hartazgo, que son los únicos que pueden hacer algo para asegurar la tranquilidad de sus familias y evitar los asesinatos y el cobro de piso al que las organizaciones criminales los someten.
Sin embargo, por ahora los retenes de los caballeros templarios a las comunidades afectadas como la de la Ruana parece no tendrán una pronta solución, y es más probable que el ejército y las fuerzas federales de seguridad actúen como primer acto, en contra de los grupos de autodefensa.
Lo más lógico es que los desarmen y consignen antes que ejercer acción alguna contra la delincuencia organizada, que bien arraigados y amparados en la corrupción, generan enormes cantidades de dinero por sus actividades, obteniendo protección de los diferentes órdenes de gobierno estatal y federal.
Estos grupos, por ahora, son noticia en Michoacán pero ¿cuánto falta para que lo sean en Guerrero o en el Estado de México? o que sean patrocinados en su totalidad por grupos rivales del crimen organizado. Al final esta historia se escribe todos los días, y no solo en las alejadas comunidades del interior de la república, sino en todo el país.
Artículo publicado en Revista Lithoral 9016 en septiembre de 2013
Los grupos de autodefensa en México, evidencia de un gobierno ausente. (Primera parte)
SM Rico
Fotos: Miguel Carrillo
Surgieron prácticamente con el nuevo sexenio, a
comienzos del presente año en el municipio de Ayutla en la región de la Costa
Chica de Guerrero; como esperando el momento oportuno, como si lo que hemos
visto en los medios todos los días nos preparara para verlos como algo normal y
justo; como una prueba más de que debemos de hacer algo.
Son parte del hartazgo que en general se vive
todos los días en el país; son grupos de pobladores de comunidades alejadas y
que viven el desamparo y el olvido salvo en época de elecciones. Estos grupos
en ocasiones armados ya sea con herramientas propias de sus labores diarias o
con armas de fuego, han aparecido a la luz de los medios, realizando acciones
policiacas, incluyendo retenes y detenciones sin que la autoridad parezca
tomarlos en serio.
En algunos casos realizan retenes, y en otros
formando grupos, a partir de cierta hora, patrullan su comunidad armados con lo
que pueden, sin seguir un código, sin recibir órdenes de autoridad alguna, sin
necesidad de restricciones. Simplemente avanzan y buscan en su idea de justicia
lo que ellos consideran delictivo y cuando lo encuentran simplemente “actúan”.
Parece que lo justifican amparándose en los ya
conocidos usos y costumbres de estas alejadas comunidades mexicanas. Y es
lógico y parece correcto a simple vista la aparición de estas autodefensas en
un gobierno en el que en sus primeros cien días, las ejecuciones y “levantones”
aumentaron y que hasta ahora es mayor de 3, 100 muertos tan solo en el primer
trimestre.
Han sido meses mediáticos,
meses llenos de mensajes televisivos, pero meses en los que el cumplimiento de
las promesas y los compromisos parecen ser más a futuro que en el día a
día.
Uno de los primeros grupos se autodenominó Unión
de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero, posteriormente se fueron
uniendo una a una, diferentes comunidades adyacentes a la primera comenzando de
sur a norte; de ahí aparecieron en el estado de Morelos, en los municipios de
Tetelcingo y Tenextepango, para días más tarde aparecer en Oaxaca ya no solo
para combatir a la delincuencia sino para tratar de aminorar los abusos del
mismo ejército y la policía estatal.
Actualmente estos grupos sin estar comunicados
entre sí, han logrado una inevitable extensión, llegando a por lo menos una
veintena de municipios en nueve estados de la República entre los que se
encuentran: Chihuahua, Morelos, Jalisco, Veracruz, Michoacán, Tlaxcala, Estado
de México, Oaxaca y Guerrero en donde existen por lo menos veinte del total de
los detectados hasta el momento.
Sin embargo la idea de autodefensa por parte de
los pobladores de las comunidades no es nueva pues este modelo ha existido
desde tiempos anteriores a la Revolución mexicana, en territorios que
organizaron, por sus propias costumbres y tradiciones, autoridades que
vigilaban la seguridad de sus pobladores, tanto de criminales como de autoridades
del gobierno que trataran de perjudicarlos y que con el tiempo fueron tomando
forma de instituciones con autoridad y códigos de conducta claramente
establecidos entre sus integrantes.
Un ejemplo de esto se puede ver
precisamente en el estado de Guerrero; por conducto de la Coordinadora Regional
de Autoridades Comunitarias y Policía Comunitaria (CRAC-PC) que lleva al menos
17 años en funciones; con la diferencia de que ellos están constituidos de
manera oficial y asientan sus decisiones y proceder con el aval de sus
comunidades.
Existe entonces una clara diferencia entre estas
colectividades que buscan crear instituciones alternativas que estén más
acordes con los intereses propios de sus localidades y los intereses de los
grupos indígenas y sus derechos, y los llamados grupos de autodefensa, que
encapuchados y con arma en mano tienen en sus actuaciones, más un tono de
amenaza y venganza, que de prevención y reeducación de los infractores con
trabajo comunitario, como las tradicionales policías comunitarias.
En este sentido existe un antecedente más,
sucedió en los años noventa, pero en Colombia donde surgieron con similares
argumentos las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) las cuales,
financiadas por particulares y gente del gobierno en turno, tuvieron un
lamentable destino al convertirse en un grupo paramilitar más al servicio de
sus propios intereses transformándose, de una supuesta solución, a un mayor
problema y realizando peores actos delictivos que los que supuestamente
pretendían combatir.
Posiblemente el desinterés de las autoridades
mexicanas en controlar el surgimiento de estos grupos podría obedecer a un
intento por obtener un mayor presupuesto de la federación por concepto de
seguridad, dinero que nunca llegaría a su destino y se perdería en la
maquinaria burocrática como ha sucedido tantas veces en el pasado.
¿Pero cuál es la verdadera razón de su
existencia? ¿Será un auténtico acto de desesperación de estas comunidades o una
excusa para la intervención privada en la seguridad pública en el interior del
país? ¿Será una prueba de la complicidad de las autoridades con los grupos de
narcotraficantes que tienen controlado gran parte de México?
Esta es la primera parte de un artículo más
extenso y de una realidad más compleja, situación que no mejora pero que si va
quedando en el silencio. Al parecer en la primera fotografía de la nota se
presenta una contradicción, sin embargo no es así; el ejército se encuentra
ahí, pero el Estado simplemente no aparece por ningún lado. Las tropas solo
pasan, aparecen para la foto y luego pasan. Sin embargo queda presente una
pregunta: ¿a quién cuidan en realidad?
Articulo publicado en Revista Lithoral 9016 en junio de 2013
Fusiones y adquisiciones en México
- Indicación del progreso económico o una puerta al desempleo y la informalidad
SM Rico*
El desempleo en México ha llegado a ser una constante los
últimos años; según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), hubo un aumento en el primer trimestre de 2013 al compararlo con los
primeros meses del año anterior.
En junio del 2013 se registró un desempleo del 4.99% en
comparación al 4.81% del año anterior en el mismo lapso.
Uno de los factores que facilitaron este panorama fueron las
fusiones y las adquisiciones de empresas mexicanas de diversos ramos, no sólo
por corporativos nacionales sino por extranjeros; a largo plazo, este fenómeno
afectará cada vez a más mexicanos, y llegará a formar parte de nuestra
realidad, cotidiana.
Las fusiones y adquisiciones (M&A por sus siglas en
inglés), son una dinámica de compras estratégicas, no sólo de grandes sino de
pequeñas empresas, ya sea de tipo comercial o financiero y que a lo largo de
estos años propios de la globalización se ha convertido en una práctica común.
En este tipo de transacciones, el capital que se invierte es
en su mayoría de origen extranjero. En los últimos veinte años las
adquisiciones se han dado en tres sectores principales: el de
telecomunicaciones; el de alimentos y bebidas y el relativo a la Banca y
servicios financieros, este último acapara la mayor parte de las adquisiciones,
alcanzando un porcentaje de 64.7% del total.
En esencia, los términos adquisición y fusión tienen
diferencias según el fin que persiguen; sin embargo, pueden llegar a
relacionarse; en este sentido la primera implica que una empresa se convierte
por medio de una operación de compra, en una subsidiaria de otra, pero sin que
pierda sus características fundamentales o el tipo de servicios que
proporciona.
Por otra parte, las fusiones, involucran la unión de dos o
más empresas para crear en ese momento o a lo largo de algunos años una entidad
diferente con un nuevo nombre, políticas
internas y servicios. Algunas veces una fusión va precedida de una adquisición,
gracias a esto, logran obtener cierta ventaja de participación en un mercado o en
dado caso competir en relativa igualdad con otros conglomerados.
Por un lado esta estrategia significa, en la forma, la
sinergia para el desarrollo económico institucional tanto de los conglomerados
globales como de las empresas en desarrollo;
sin embargo, en el fondo, existe una cara oculta de esta realidad, un
fragmento de la historia que ahora es parte de nuestras vidas.
Es la historia de unos cuantos, y el futuro próximo de otros
más; es lo que sucede con aquellos que no son protagonistas de estos cambios:
los empleados; aquellos que viven la incertidumbre del día a día y trabajan con
una constante preocupación de tener empleo la mañana siguiente.
En algún lugar del tiempo estas estrategias empresariales
fueron diseñadas para lograr competitividad y estar a la altura de los
constantes cambios en el mundo; sin embargo no fueron planeadas para todos los
involucrados.
Un ejemplo es la teoría del economista inglés Keynes, el
cual como parte de su teoría de la ocupación nos revela que, a corto plazo, la
producción no puede incrementarse sin aumentos de la mano de obra. Pero en un
mayor plazo se puede convenir que la tecnología remplazará a muchos de los
involucrados.
Se podría pensar que la vida sigue y que la economía nos
llevará a un mejor lugar, pero son tiempos de cambios y de globalización, lo
que antes parecía seguro, ahora ya no lo es tanto. No puede existir como
quisiéramos una solución para todas las cosas, algo simple que nos de las
herramientas para alcanzar la solución a nuestros problemas.
El progreso, la competitividad y el aumento de los ingresos
es la constante en los altos niveles, transformándose poco a poco en un eje por
donde se mueven todos los días los principales intereses y objetivos de estos
conglomerados, sin embargo la pregunta que se hacen todos los empleados es ¿en
dónde quedamos nosotros?
Forman la mayor parte de estas empresas y solo hablan entre
sí de su incertidumbre; son como los engranes de una gran maquinaria, son como
un ejército de reserva; hablan entre ellos a la hora de la comida o cuando se
despiden al llegar la tarde: “esperaremos el rumbo de las negociaciones, de los
próximos despidos o de las nuevas oportunidades; esperaremos, solamente
esperaremos”.
Cada uno de ellos sólo vive para el día siguiente, para la
próxima quincena o para la próxima semana; viven en espera de regresar a casa,
pues a estas alturas ya no saben ni quieren saber nada más, no se interesan ya
por conocer el origen de las cosas, solamente se dicen entre ellos: “tú
obedece, haz lo que te pidan y no te metas en problemas”.
Tal vez no sea posible ya un cambio, falso o verdadero, que
pueda revertir la corriente globalizadora cuna del neoliberalismo actual y que
convierte la vida diaria en una carrera por la competitividad, el aumento de los
activos y la disminución de gastos, solo queda crear un marco legal que pueda
proteger de manera eficaz y sin excesiva burocracia a las víctimas del
progreso.
No sólo con seguros de desempleo o creando plazas en el
sector servicios, sino con mecanismos que le puedan dar salida a este constante
flujo de desempleados, que requieren no sólo tener un sueldo, sino una forma de
vida que esté de acuerdo y en armonía con los factores económicos del presente,
operando de manera dinámica junto con ellos, para dejar atrás la idea de la
espera y el desamparo.
Artículo publicado en La Carpa.com.mx en agosto de 2013
viernes, 1 de noviembre de 2013
Un pueblo sin poder: un Estado fallido
Mario Samuel Rico*
Veladoras es lo que queda por poner en Michoacán, pues han pasado los años, los partidos políticos, las estrategias militarizadas y nada cambia, Estado fallido o a punto del colapso es Michoacán y la vida de sus habitantes ha pasado a segundo plano desde hace muchos años.
Veladoras es lo que queda por poner en Michoacán, pues han pasado los años, los partidos políticos, las estrategias militarizadas y nada cambia, Estado fallido o a punto del colapso es Michoacán y la vida de sus habitantes ha pasado a segundo plano desde hace muchos años.
El narco es un negocio de millones de dólares; pero el
producto del trabajo de los pobladores, sus esposas e hijas, el derecho de piso
y la vida misma, son moneda de cambio y consumo frecuente de aquellos que
tienen poder. Y así, día a día el silencio y la impunidad crecen; el hartazgo y
la angustia llevan a las armas en busca de justicia, pero no la encuentran ni
la encontrarán en el largo plazo.
Un Estado ineficiente, que junto a otras instituciones, como
la iglesia, se muestran públicamente entre lo oportuno y lo oportunista, buscando
la unión de todos, manifestando una falsa hegemonía. Sin embargo es necesaria
la unión que lleve a superar la amargura de los hechos vividos, de los
familiares perdidos, de los cuerpos humillados y las bolsas vacías.
Un corazón lleno de tristeza y desesperación, en medio de
una estructura carente de orden y de honradez, es motivo suficiente para que
cualquiera como pueblo llegue a tomar las armas. Los campesinos, los
comerciantes y pobladores en general, tienen causa y tienen propósito, esta sería
la verdadera homogenización.
Fausto Vallejo los considera minoría, no solo a los armados
sino a los que han sufrido por las carencias e ineficacia de su gobierno
ausente, pues son solo una parte del estado; desde hace casi un año, las autodefensas
improvisadas sacan a los criminales de algunas comunidades, pero reciben como
respuesta del gobierno: la cárcel y la etiqueta de criminales.
¿La desaparición de poderes será el siguiente paso? ¿Qué
poder gobierna ahí? No es el poder del pueblo, sino el del crimen organizado.
El gobierno federal sabe que la estabilidad debe provenir del Estado, de
alguien más, sería inadmisible para ellos, pues la historia nos recuerda que un
poder que vincula por una causa, el poder de la unión, es un poder que
trasciende cualquier cosa, incluso al Estado.
*Comentario al artículo: Michoacán una bomba de tiempo, por Hector Tenorio
*Comentario al artículo: Michoacán una bomba de tiempo, por Hector Tenorio
jueves, 31 de octubre de 2013
La imperceptible noción de todas las cosas (sobre el apoyo de estudiantes de la UNAM a la CNTE)
SM Rico*
Con el paro temporal de labores de once planteles de la UNAM en solidaridad con la CNTE se genera una gran polémica entre los enterados, los afectados y los molestos.Y en las pantallas de TV, se mantiene la posición de condena contra aquellos que no comprenden que la reforma educativa ya es un hecho. En los noticiarios, están frente a nosotros unos líderes que apenas y se nombran y una profesión que queda reducida a la simpleza, como integrada por “revoltosos e ignorantes”
Sin indagar solo se condena y es entonces que se pierde la amistad y se pierde la cordura; se pierde la perspectiva, lo aprendido y los libros que leímos sobre nuestra historia.
La reforma educativa va de lo necesario a lo mal planeado y de ahí a un futuro incierto; el poder de los grupos magisteriales al defender sus intereses nos dejan ver su insuficiencia ante el gobierno y sus pantallas; y la pregunta es: cuando llegue una reforma que nos afecte a nosotros ¿habrá quien nos apoye para evitarla? o nos quedaremos callados para no ser como los repudiados alborotadores que se deberían ir de nuestras calles.
Como universitarios, más que obligación, nuestro reto es la comprensión y la conciencia, el obtener todos los datos para llegar a conocer la verdad; no la verdad de un grupo, el apoyo incondicional a un líder o a quien esté en contra de lo establecido; sino el conocimiento del objeto de nuestro estudio que es la sociedad en su compleja diversidad, para así darnos cuenta de la manera en que nuestra realidad cambia y la forma en la que próximamente nos alcanzara a nosotros también.
Cambiar al sistema es la necesidad de convertir al Estado en algo más, que en el dueño de nuestras vidas.
*Artículo publicado en La Carpa.com.mx septiembre 20 de 2013
El Pacto por México; aprovechando el momento en los medios
SM Rico*
Este
conjunto de reformas, que por su importancia llaman poderosamente la
atención, también han sido un motivo de controversia y marcado posturas a
lo largo de las últimas semanas. Los partidos de derecha y los
diferentes grupos que conforman a la izquierda mexicana han buscado
atraer para sí los reflectores, tratando de consolidar su posición en la
política nacional.
El Pacto por México es una
propuesta presidencial, que de dar resultado conseguirá que los
compromisos de campaña de Enrique Peña Nieto queden a la vista de la
ciudadanía como verdaderos logros priistas, pues ha convertido a cada
uno en una supuesta solución a problemas reales y a necesidades
constantes en la sociedad, lo que haría supuestamente el Plan Nacional
de Desarrollo.
Y es en esta la parte, en la
de ayudar al gobierno priista a levantar su buena imagen, en la que los
miembros de la oposición encuentran su participación en este “pacto”
como algo que no les llevará a conseguir nada para ellos, razones más
que poderosas para encontrar resistencia por parte de sus diferentes
sectores, provocando división y controversia a cada paso.
En lo general, los más divididos
con respecto al tema han sido los grupos de izquierda; lo que con el
tiempo necesariamente los llevará al punto de tener que decidir entre
dos caminos, el primero sería aceptar y participar negociando el Pacto
por México y la otra, criticarlo y sabotearlo para que no rinda fruto
alguno.
En el primer caso el riesgo
que corren es el de que funcionen las reformas y le sirva a la
población, en cuyo caso el mérito no será de ellos sino precisamente de
Peña Nieto, aunque también en el caso de no servir de nada los
convertiría en cómplices de tal fracaso.
Por otra parte, si a pesar de
no encontrarse unidos como un solo bloque, los grupos que pertenecen a
la izquierda no apoyan las reformas en ningún sentido o no plantean algo
que esté muy por arriba de lo que propone el gobierno actual, lo único
que lograrán es que las cosas sigan como siempre y el gobierno del PRI
tenga una nueva excusa para no cumplir sus promesas de campaña.
Jesús Zambrano líder nacional del
PRD a pesar de haber apoyado el pacto desde que se anunciara en los
medios, puede ver el alcance que podría tener en futuras elecciones y
deja claro que por lo pronto su negociación con el gobierno y con el PRI
tiene como límite lo electoral; sin embargo, esto es algo que ya
comenzado no podrá controlar mediáticamente de forma alguna.
Para Andrés Manuel López Obrador
todo se resumen en pocas palabras: “Tomadura de pelo, demagogia,
politiquería, simulación, engaño”. Hace unas semanas en Mérida, el
excandidato presidencial dejó en claro que por lo pronto no se ve, ni se
verá ninguna diferencia o algún beneficio con el actual gobierno.
Deja claro lo que se ve desde
lejos; lo aprovecha en su discurso y lo convertirá en votos a su favor
sea cual sea el resultado, pues necesita posicionarse nuevamente o por
lo menos no perder vigencia. Buscará ser una nueva opción y un nuevo
partido, y en su caso, lejos de cualquier apoyo o negociación al pacto,
lo criticará y lo pondrá en evidencia.
Con todo, mientras se puede llegar a
saber si realmente funcionará o no, lo que propone el gobierno priista,
lo que ha quedado claro, es que tan sólo el presentarse ante los
medios, con la disposición o no de llegar a acuerdos, ha resultado muy
rentable para nuestra clase política, pues para todos nuestros actores
el mostrarse a favor o en contra del pacto da como resultado una
constante exposición mediática de sus posturas; exposición que se
traducirá electoralmente.
Los integrantes de la derecha
panista ven el pacto como una nueva oportunidad, como la forma en la que
pueden mostrar en realidad o en apariencia que están a la altura de las
necesidades de la población, todo en busca de lograr que la ciudadanía
olvide la “docena trágica panista” que el anterior partido del poder ha
dejado en su cotidianidad, y en algunos casos como en los estados
fronterizos, marcas que llevarán por el resto de sus vidas.
En opinión de su líder nacional
Gustavo Madero, el que se reconozca la necesidad de las reformas, en
especial aquellas por las que tanto luchó su partido por consolidar;
específicamente en el tema laboral, energético y la reforma hacendaria,
le dan certeza y razón de fondo a su partido. Una extraña forma de decir
que si el pacto resulta significa que el PAN iba por buen camino y que
solo era cuestión de tiempo.
En declaración para El Excélsior el
coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal García
afirmó que el Pacto no es un cheque en blanco para ningún gobierno o
partido; sin embargo, para Acción Nacional al saber que ha perdido la
confianza de los votantes sólo puede apostar a la creación de una nueva
imagen por medio del apoyo a las reformas y a la negociación de nuevas
posiciones de poder en las siguientes elecciones locales.
El PRI, por su parte, tiene en el
Pacto por México una gran oportunidad de legitimación, una gran
oportunidad de mostrarse como un nuevo partido, al fin, una gran
oportunidad de que la ciudadanía pase por alto la controvertida victoria
de Enrique Peña Nieto, junto con el hecho de que las cosas no han
cambiado en esencia, pues los aumentos a los combustibles y alimentos
continuarán y los muertos aún siguen llenando de dolor nuestras calles.
Una guerra por reflectores es
el primer resultado del nuevo “pacto”, cada grupo de cada postura
ideológica tanto de izquierda como de derecha exponen su posición ante
los medios, incluyendo nuevamente las voces del EZLN, muchos hablan
sobre lo necesario de las reformas pero pocos son congruentes con
respecto a la manera en la que se llevarán a cabo estos cambios, cómo se
conseguirán todos los recursos necesarios para lograrlos y la manera en
la que afectarán en un futuro cercano a la población.
Los ciudadanos sólo sabemos que
tales reformas son urgentes y necesarias para el país pero una vez más
nos toca solamente esperar; tal vez sean seis meses o todo el año para
saber si estos planes funcionarán o si solamente servirán electoralmente
en su momento, dejándonos en espera de que otro “pacto” venga a
rescatarnos.
*Artículo publicado en Revista Lithoral 9016 en febrero de 2013
domingo, 27 de octubre de 2013
La breve historia de un dictador en Paseo de la Reforma (Crónica)
- La polémica del Parque de la amistad y el Monumento al genocidio de Jodyali
SM Rico
Ocurrió
al final del sexenio pasado, el de Marcelo Ebrard Casaubón, durante el segundo
semestre del 2012 y terminó en los primeros meses de 2013 en la Ciudad de
México. Fue una corta historia de menos de un año pero que algunos recordarán
por siempre; empezó por una sola palabra y la defectuosa redacción en una
placa, pero en especial por la estatua de un parque.
Se
encontraba en franca tranquilidad y en espera de cada amanecer; en una silla de
bronce y una base de mármol blanco, con su país a las espaldas y viendo con
orgullo al horizonte. El incidente provocado por esta polémica estatua nos
recordará por mucho tiempo que hay historia más allá de nuestras fronteras.
Fue
la estatua de Heydar Aliyev, ex presidente de la República de Azerbaiyán, que se
colocó en un parque ubicado sobre Paseo de la Reforma; justo en la unión con circuito
Gandhi, a un lado del Deportivo Chapultepec y enfrente del Museo de Arte
Moderno.
Esta
obra fue donada por el gobierno azerí, junto con un monumento en conmemoración
al genocidio de Jodyali, que en los hechos consistió en el asesinato de más de
600 civiles en un conflicto armado, entre Azerbaiyán y Armenia, conocido como: La Guerra de Nagorno Karabaj y que ocurrió
en la región sureste del Cáucaso, específicamente en la Ciudad de Jodyali (Xocali).
Este otro monumento fue colocado en la remodelada Plaza de Tlaxcoaque y al
igual que la estatua de Paseo de la Reforma desató una gran variedad de
opiniones que al final abrieron camino a la reflexión y al análisis.
En un inicio, las
críticas
En
una entrevista para MVS radio a principios de noviembre de 2012, el ex rector
de la UNAM José Sarukhán criticó como inconveniente la decisión del Gobierno
del D.F de permitir la permanencia de la estatua de Heydar Aliyev y evidenció su
ignorancia en cuanto a lo que ocurre en el mundo, afirmando que este acto no le
hace ningún favor a una ciudad que está pretendiendo ser de avanzada.
Anteriormente,
en un artículo publicado en el periódico El Universal el 26 de octubre de 2012, recordó las descripciones al respecto del
ex mandatario protagonista de esta polémica; describiéndolo como un personaje
de personalidad tirana y que ha sido reconocido por su crueldad, corrupción y
oportunismo político. El también miembro del Colegio Nacional desde 1987, señaló
también como desafortunada la mención de la palabra genocidio en la placa del
monumento de la Plaza de Tlaxcoaque.
Este
monumento aún se encuentra ubicado en el centro de la ciudad, cerca de la
estación del Metro Pino Suarez y fue donado también por el gobierno de
Azerbaiyán. Sarukhán mencionó que es una manera en la que esta república
otomana trata de blanquear su imagen ante el mundo para tratar de tapar las
atrocidades cometidas a principios del siglo XX, en un hecho conocido como: el genocidio armenio y en el cual
murieron alrededor de un millón y medio de personas.
Por
su parte en otro artículo publicado también en El Universal el 21 de octubre de 2012, el historiador Jean Meyer resume parte
de la carrera de este personaje: “en 1944 inició su carrera en la KGB, posteriormente
de 1969 a 1982 mandó en Azerbaiyán por medio de la autoridad que le confiere su
posición en la Unión Soviética y aquí es donde tuvo contacto con la mafia azerí
enriqueciéndose.
Mijaíl
Gorbachov en ese entonces lo despide por actos de corrupción en 1987, sin
embargo a la caída de la URSS y envuelto en la bandera del nacionalismo
aprovecha un golpe militar y llega a la presidencia en 1993, firmando una
tregua el año siguiente con Armenia y acaparando el poder político en su país
desde entonces, hasta su muerte en 2003, quedando inmediatamente la república
en manos de su hijo, Ilham Aliyev que es actualmente el presidente de
Azerbaiyán".
Jean Meyer
menciona que por conducto de sus sedes diplomáticas en diferentes países, Aliyev
busca sistemáticamente resaltar la imagen de su padre con obras parecidas a las
que se encuentran ahora en la Ciudad de México y que fueron inauguradas el 22
de agosto de 2012. En cuanto a la placa, refiere sobre la polémica palabra
incluida en ella (genocidio) como: “una propaganda inadmisible contra Armenia”.
Otra
de las voces que se pronunciaron al respecto fue la de Jacobo Dayan director de
contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, quien en entrevistas a W Radio y posteriormente a Carmen
Aristegui en noviembre de 2012, llamó la atención sobre el Monumento al
genocidio de Jodyali; afirmando que lo ocurrido en ese lugar es condenable, pero
que no se puede hablar de genocidio a la ligera.
Esperando el amananecer |
El problema de poner esta palabra
en la placa de la estatua de la Plaza de Tlaxcoaque, comentó, radica en las
implicaciones de su utilización ya que a nivel internacional no existe aún un consenso
en cuanto al uso del término y porque implicaría el hacer responsables a los
armenios de este tipo de actos, cuando también ellos, fueron víctimas de
genocidio por parte del desaparecido Imperio Otomano a principios del siglo XX.
Días
más tarde en vista de las constantes declaraciones en los medios, el ministro
de relaciones exteriores de la Republica de Armenia, de la que al 2012 no existía sede diplomatica en nuestro país, Edward Nalbandian fijó su posición, negando
que las críticas por la estatua fueran parte de una guerra mediática en contra de
Azerbaiyán y aseguró que el gobierno del D.F era en encargado de resolver si su
decisión fue correcta o no.
Indicó
en definitiva que la estatua no traería ningún honor a la Ciudad de México. Estas
declaraciones tuvieron efecto, y horas más tarde, la entonces secretaria de
relaciones exteriores, Patricia Espinoza se comprometió ante los medios de comunicación
a informar oficialmente al Gobierno de la Ciudad sobre la postura del gobierno
de Armenia.
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