SM Rico
En
unas horas más escucharemos el mensaje del presidente de la república; palabras,
tras una significativa hilera de escándalos que no solo le han abierto los ojos
a muchos ciudadanos con respecto a las personas que los gobiernan sino que a ensombrecido
la figura presidencial, llegando al punto de que la solicitud de renuncia de
Enrique Peña Nieto suena incluso más allá de las fronteras.
El
discurso o mensaje, más que buenas noticias y el cumplimiento de una
expectativa de días, solo nos mostrará un escenario
ya conocido, y es que como se ha podido ver a lo largo de estos dos años, la
constante en este tipo de casos es repartir la culpa, más que repartir las
responsabilidades; todos los mexicanos somos culpables de la crisis de
inseguridad.
Sin
embargo son pocos, y solo casos aislados el de los funcionarios públicos o los
partidos políticos involucrados en actos criminales y complicidades; la salida
que dará el ejecutivo es muy predecible, la creación de una nueva dependencia
que será controlada por la presidencia pero al mismo tiempo independiente, junto
con el cumplimiento a futuro de una serie de compromisos de los cuales solo se
verá el resultado a lo largo de los años.
El
problema se enfocará en la parte más sacrificable del gobierno, en este caso
los policías municipales, probablemente se hará énfasis en la oportuna creación
de la gendarmería y se destinarán otra vez, recursos públicos a los gobiernos
involucrados, recursos que como hemos visto a lo largo de la última década, no
llegarán a su destino.
Este
nuevo plan de legalidad, nos mostrará una cara conciliadora y responsable en un
gobierno que a últimas fechas se ha mostrado corrupto, represor y dado a las
escenificaciones mediáticas; ya sea con policías y autoridades locales o
federales cómplices de criminales, como también de funcionarios que envueltos
en la soberbia y el descaro aplauden la actuación de policías golpeando mujeres
y niños en el zócalo capitalino.
En
el mensaje presidencial se dirán verdades y mentiras, se verá un rostro de preocupación
y de liderazgo, sin embargo, será en las acciones durante los siguientes 30 días
que se podrá determinar si este es un discurso y un compromiso que ataque las
causas de la corrupción y complicidad de funcionarios públicos o solo una
esperanza vacía para un futuro lejano.
No es
suficiente buscar el simple y tardío control de daños o callar las voces que
claman justicia con palabras o con golpes que los alejen asustados de las
calles, la realidad es diferente. “En la vida política, como afirmara Gramsci,
la actividad de la imaginación debe estar iluminada por una fuerza moral: la
simpatía humana” una empatía que no se ha visto en los hechos y no puede ser
escenificada.
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