Héctor Tenorio
Foto radiotrece.com.mx/ |
Hace 25 años junto con Federico Campbell
Peña nos postulamos como precandidatos del PRD a la Asamblea de Representantes
del DF por el distrito XXIV. Se nos calificó de impulsar una política
irreverente, nuestra propuesta abarcaban 35 puntos: Legalización del aborto,
fin del servicio militar obligatorio, un sindicato de prostitutas, derecho a la
eutanasia, despenalización del consumo de la mariguana.
Queríamos abrir la
discusión, no comprendíamos los motivos
de algunos sectores que se negaban a discutir. Actualmente el escenario es
diferente, el ex presidente de la Republica Vicente Fox y un grupo de
intelectuales proponen su legalización, no criminalizar el consumo,
además de comercializar los derivados de la planta. El gobierno federal se
opone tajantemente.
Uno de las razones de que se
visibilizara esta cuestión es la guerra sangrienta que emprendió el Estado mexicano
en contra del crimen organizado, dejando como saldo miles de victimas y la
destrucción del tejido social. Existe una inestabilidad social drástica donde
el sistema de gobierno es el crimen organizado.
Para el académico Jaime
Cárdenas la sociedad vive bajo el yugo de un “narco Estado”. Reconoce que la
clase pensante del país se encuentra desconcertada ante una realidad que los
rebasa. Para él es necesario que los ciudadanos se organicen y establezcan
nuevas reglas de convivencia que permitan la construcción de un mejor futuro.
Este planteamiento implicaría que nos
importe el destino de cada uno. No es
fácil, una de las consecuencias del neoliberalismo es que exacerba el
individualismo. Vale la pena citar el libro El
primer patriotismo Constitucional, del ex diputado federal Antonio Tenorio
Adame quien precisa que “la idea de individual ha monopolizado la conciencia de
occidente”.
Para el político poblano estamos solos, sin identificación en su
totalidad e impedidos de disolvernos en un grupo y mucho menos en un Estado
incapaz de ser la prístina expresión de una identidad colectiva. El autor del
texto expresa su preocupación de que cada vez se piensa con mayor insistencia en
que “la patria es uno mismo”.
En este desolador contexto, hay luces de
esperanza, en el municipio de Cherán en Michoacán sus habitantes decidieron
deshacerse de los representantes de la
clase política, junto con sus policías corruptos. Nombraron por medio de los
usos y costumbres a sus autoridades, el Instituto Nacional Electoral (INE) avaló
esta forma de gobernar en esta población. Pero no todos están de acuerdo, el
PRD trató de manera mezquina recuperar el control político sin lograrlo.
Los pobladores pusieron un alto a la
corrupción y al crimen organizado por medio de las guardias comunitarias que a
diferencia de las autodefensas cuentan con una base social, la lucha es por la
tierra de la región. Lo único que no han podido lograr los de Cherán es frenar
a los talamontes quienes son respaldados por las más altas esferas de poder.
Situación similar sucede en el municipio
de Aquila: del 2008 al 2015 se han registrado 33 asesinatos de líderes
comunitarios. El ambiente es tenso, 2 500 comuneros (300 de ellos están armados),
luchan por 1 300 hectáreas que pretende controlar el narcotráfico.
Ahora
bien, como hace 25 años, sostengo que la
legalización de las drogas blandas es parte de las libertades individuales de
los ciudadanos y esto no se encuentra a discusión. Aunque esto abonará a
disminuir la violencia, pero no la desterrará. Es ineludible contribuir a
disminuir las diferencias sociales, dar opciones a los millones de excluidos
que hoy no pueden concebir un país diferente.
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