jueves, 31 de octubre de 2013

El Pacto por México; aprovechando el momento en los medios

SM Rico*

Captura de pantalla 2013-02-06 a la(s) 14.46.37Este conjunto de reformas, que por su importancia llaman poderosamente la atención, también han sido un motivo de controversia y marcado posturas a lo largo de las últimas semanas. Los partidos de derecha y los diferentes grupos que conforman a la izquierda mexicana han buscado atraer para sí los reflectores, tratando de consolidar su posición en la política nacional.

           El Pacto por México es una propuesta presidencial, que de dar resultado conseguirá que los compromisos de campaña de Enrique Peña Nieto queden a la vista de la ciudadanía como verdaderos logros priistas, pues ha convertido a cada uno en una supuesta solución a problemas reales y a necesidades constantes en la sociedad, lo que haría supuestamente el Plan Nacional de Desarrollo.

           Y es en esta la parte, en la de ayudar al gobierno priista a levantar su buena imagen, en la que los miembros de la oposición encuentran su participación en este “pacto” como algo que no les llevará a conseguir nada para ellos, razones más que poderosas para encontrar resistencia por parte de sus diferentes sectores, provocando división y controversia a cada paso.

       En lo general, los más divididos con respecto al tema han sido los grupos de izquierda; lo que con el tiempo necesariamente los llevará al punto de tener que decidir entre dos caminos, el primero sería aceptar y participar negociando el Pacto por México y la otra, criticarlo y sabotearlo para que no rinda fruto alguno.

           En el primer caso el riesgo que corren es el de que funcionen las reformas y le sirva a la población, en cuyo caso el mérito no será de ellos sino precisamente de Peña Nieto, aunque también en el caso de no servir de nada los convertiría en cómplices de tal fracaso.

          Por otra parte, si a pesar de no encontrarse unidos como un solo bloque, los grupos que pertenecen a la izquierda no apoyan las reformas en ningún sentido o no plantean algo que esté muy por arriba de lo que propone el gobierno actual, lo único que lograrán es que las cosas sigan como siempre y el gobierno del PRI tenga una nueva excusa para no cumplir sus promesas de campaña.

        Jesús Zambrano líder nacional del PRD a pesar de haber apoyado el pacto desde que se anunciara en los medios, puede ver el alcance que podría tener en futuras elecciones y deja claro que por lo pronto su negociación con el gobierno y con el PRI tiene como límite lo electoral; sin embargo, esto es algo que ya comenzado no podrá controlar mediáticamente de forma alguna.

      Para Andrés Manuel López Obrador todo se resumen en pocas palabras: “Tomadura de pelo, demagogia, politiquería, simulación, engaño”. Hace unas semanas en Mérida, el excandidato presidencial dejó en claro que por lo pronto no se ve, ni se verá ninguna diferencia o algún beneficio con el actual gobierno.

      Deja claro lo que se ve desde lejos; lo aprovecha en su discurso y lo convertirá en votos a su favor sea cual sea el resultado, pues necesita posicionarse nuevamente o por lo menos no perder vigencia. Buscará ser una nueva opción y un nuevo partido, y en su caso, lejos de cualquier apoyo o negociación al pacto, lo criticará y lo pondrá en evidencia.

     Con todo, mientras se puede llegar a saber si realmente funcionará o no, lo que propone el gobierno priista, lo que ha quedado claro, es que tan sólo el presentarse ante los medios, con la disposición o no de llegar a acuerdos, ha resultado muy rentable para nuestra clase política, pues para todos nuestros actores el mostrarse a favor o en contra del pacto da como resultado una constante exposición mediática de sus posturas; exposición que se traducirá electoralmente.

       Los integrantes de la derecha panista ven el pacto como una nueva oportunidad, como la forma en la que pueden mostrar en realidad o en apariencia que están a la altura de las necesidades de la población, todo en busca de lograr que la ciudadanía olvide la “docena trágica panista” que el anterior partido del poder ha dejado en su cotidianidad, y en algunos casos como en los estados fronterizos, marcas que llevarán por el resto de sus vidas.

          En opinión de su líder nacional Gustavo Madero, el que se reconozca la necesidad de las reformas, en especial aquellas por las que tanto luchó su partido por consolidar; específicamente en el tema laboral, energético y la reforma hacendaria, le dan certeza y razón de fondo a su partido. Una extraña forma de decir que si el pacto resulta significa que el PAN iba por buen camino y que solo era cuestión de tiempo.

      En declaración para El Excélsior el coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal García afirmó que el Pacto no es un cheque en blanco para ningún gobierno o partido; sin embargo, para Acción Nacional al saber que ha perdido la confianza de los votantes sólo puede apostar a la creación de una nueva imagen por medio del apoyo a las reformas y a la negociación de nuevas posiciones de poder en las siguientes elecciones locales.

     El PRI, por su parte, tiene en el Pacto por México una gran oportunidad de legitimación, una gran oportunidad de mostrarse como un nuevo partido, al fin, una gran oportunidad de que la ciudadanía pase por alto la controvertida victoria de Enrique Peña Nieto, junto con el hecho de que las cosas no han cambiado en esencia, pues los aumentos a los combustibles y alimentos continuarán y los muertos aún siguen llenando de dolor nuestras calles.

          Una guerra por reflectores es el primer resultado del nuevo “pacto”, cada grupo de cada postura ideológica tanto de izquierda como de derecha exponen su posición ante los medios, incluyendo nuevamente las voces del EZLN, muchos hablan sobre lo necesario de las reformas pero pocos son congruentes con respecto a la manera en la que se llevarán a cabo estos cambios, cómo se conseguirán todos los recursos necesarios para lograrlos y la manera en la que afectarán en un futuro cercano a la población.

       Los ciudadanos sólo sabemos que tales reformas son urgentes y necesarias para el país pero una vez más nos toca solamente esperar; tal vez sean seis meses o todo el año para saber si estos planes funcionarán o si solamente servirán electoralmente en su momento, dejándonos en espera de que otro “pacto” venga a rescatarnos.


*Artículo publicado en Revista Lithoral 9016 en febrero de 2013

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