SM Rico*
Este
conjunto de reformas, que por su importancia llaman poderosamente la
atención, también han sido un motivo de controversia y marcado posturas a
lo largo de las últimas semanas. Los partidos de derecha y los
diferentes grupos que conforman a la izquierda mexicana han buscado
atraer para sí los reflectores, tratando de consolidar su posición en la
política nacional.
El Pacto por México es una
propuesta presidencial, que de dar resultado conseguirá que los
compromisos de campaña de Enrique Peña Nieto queden a la vista de la
ciudadanía como verdaderos logros priistas, pues ha convertido a cada
uno en una supuesta solución a problemas reales y a necesidades
constantes en la sociedad, lo que haría supuestamente el Plan Nacional
de Desarrollo.
Y es en esta la parte, en la
de ayudar al gobierno priista a levantar su buena imagen, en la que los
miembros de la oposición encuentran su participación en este “pacto”
como algo que no les llevará a conseguir nada para ellos, razones más
que poderosas para encontrar resistencia por parte de sus diferentes
sectores, provocando división y controversia a cada paso.
En lo general, los más divididos
con respecto al tema han sido los grupos de izquierda; lo que con el
tiempo necesariamente los llevará al punto de tener que decidir entre
dos caminos, el primero sería aceptar y participar negociando el Pacto
por México y la otra, criticarlo y sabotearlo para que no rinda fruto
alguno.
En el primer caso el riesgo
que corren es el de que funcionen las reformas y le sirva a la
población, en cuyo caso el mérito no será de ellos sino precisamente de
Peña Nieto, aunque también en el caso de no servir de nada los
convertiría en cómplices de tal fracaso.
Por otra parte, si a pesar de
no encontrarse unidos como un solo bloque, los grupos que pertenecen a
la izquierda no apoyan las reformas en ningún sentido o no plantean algo
que esté muy por arriba de lo que propone el gobierno actual, lo único
que lograrán es que las cosas sigan como siempre y el gobierno del PRI
tenga una nueva excusa para no cumplir sus promesas de campaña.
Jesús Zambrano líder nacional del
PRD a pesar de haber apoyado el pacto desde que se anunciara en los
medios, puede ver el alcance que podría tener en futuras elecciones y
deja claro que por lo pronto su negociación con el gobierno y con el PRI
tiene como límite lo electoral; sin embargo, esto es algo que ya
comenzado no podrá controlar mediáticamente de forma alguna.
Para Andrés Manuel López Obrador
todo se resumen en pocas palabras: “Tomadura de pelo, demagogia,
politiquería, simulación, engaño”. Hace unas semanas en Mérida, el
excandidato presidencial dejó en claro que por lo pronto no se ve, ni se
verá ninguna diferencia o algún beneficio con el actual gobierno.
Deja claro lo que se ve desde
lejos; lo aprovecha en su discurso y lo convertirá en votos a su favor
sea cual sea el resultado, pues necesita posicionarse nuevamente o por
lo menos no perder vigencia. Buscará ser una nueva opción y un nuevo
partido, y en su caso, lejos de cualquier apoyo o negociación al pacto,
lo criticará y lo pondrá en evidencia.
Con todo, mientras se puede llegar a
saber si realmente funcionará o no, lo que propone el gobierno priista,
lo que ha quedado claro, es que tan sólo el presentarse ante los
medios, con la disposición o no de llegar a acuerdos, ha resultado muy
rentable para nuestra clase política, pues para todos nuestros actores
el mostrarse a favor o en contra del pacto da como resultado una
constante exposición mediática de sus posturas; exposición que se
traducirá electoralmente.
Los integrantes de la derecha
panista ven el pacto como una nueva oportunidad, como la forma en la que
pueden mostrar en realidad o en apariencia que están a la altura de las
necesidades de la población, todo en busca de lograr que la ciudadanía
olvide la “docena trágica panista” que el anterior partido del poder ha
dejado en su cotidianidad, y en algunos casos como en los estados
fronterizos, marcas que llevarán por el resto de sus vidas.
En opinión de su líder nacional
Gustavo Madero, el que se reconozca la necesidad de las reformas, en
especial aquellas por las que tanto luchó su partido por consolidar;
específicamente en el tema laboral, energético y la reforma hacendaria,
le dan certeza y razón de fondo a su partido. Una extraña forma de decir
que si el pacto resulta significa que el PAN iba por buen camino y que
solo era cuestión de tiempo.
En declaración para El Excélsior el
coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal García
afirmó que el Pacto no es un cheque en blanco para ningún gobierno o
partido; sin embargo, para Acción Nacional al saber que ha perdido la
confianza de los votantes sólo puede apostar a la creación de una nueva
imagen por medio del apoyo a las reformas y a la negociación de nuevas
posiciones de poder en las siguientes elecciones locales.
El PRI, por su parte, tiene en el
Pacto por México una gran oportunidad de legitimación, una gran
oportunidad de mostrarse como un nuevo partido, al fin, una gran
oportunidad de que la ciudadanía pase por alto la controvertida victoria
de Enrique Peña Nieto, junto con el hecho de que las cosas no han
cambiado en esencia, pues los aumentos a los combustibles y alimentos
continuarán y los muertos aún siguen llenando de dolor nuestras calles.
Una guerra por reflectores es
el primer resultado del nuevo “pacto”, cada grupo de cada postura
ideológica tanto de izquierda como de derecha exponen su posición ante
los medios, incluyendo nuevamente las voces del EZLN, muchos hablan
sobre lo necesario de las reformas pero pocos son congruentes con
respecto a la manera en la que se llevarán a cabo estos cambios, cómo se
conseguirán todos los recursos necesarios para lograrlos y la manera en
la que afectarán en un futuro cercano a la población.
Los ciudadanos sólo sabemos que
tales reformas son urgentes y necesarias para el país pero una vez más
nos toca solamente esperar; tal vez sean seis meses o todo el año para
saber si estos planes funcionarán o si solamente servirán electoralmente
en su momento, dejándonos en espera de que otro “pacto” venga a
rescatarnos.
*Artículo publicado en Revista Lithoral 9016 en febrero de 2013
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