jueves, 14 de agosto de 2014

Migración infantil, del sueño a la pesadilla

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Fotografía parte del artículo de Albor Ruiz: Niños migrantes: una tragedia humanitaria de enormes proporciones, publicado en el portal: Progreso semanal. En él se evidencia la precaria situación de los menores y la petición del grupo cibernético Presente.org a la administración Obama para su pronta solución.
http://progresosemanal.us/20140702/ninos-migrantes-una-tragedia-humanitaria-de-enormes-proporciones/


SM Rico

Con la esperanza de un mejor entorno, en busca de sus padres o de un mejor futuro, abandonan su país constantemente; no es nada nuevo y sin embargo ha saltado a los medios en los últimos meses como algo urgente y como una emergencia humanitaria dada la enorme cantidad de desplazados en los últimos meses.
De un lado de la frontera puede verse un interminable desierto, del otro, el enorme océano, el golfo de México, tan cerca pero también lejano, lejano como la felicidad que no llegará a sus vidas. Sus lugares de origen abarcan a México y Centroamérica, el conjunto de Estados más afectados por crisis recurrentes, narcotráfico y falta de oportunidades para los sectores más desprotegidos.

El Instituto Nacional de Migración (INM) ha reportado recientemente en su boletín de prensa 31/14, que heroicamente ha “rescatado, protegido y reintegrado a su seno familiar”, entre enero de 2013 y mayo de 2014, a 14 mil 907 migrantes, entre niñas, niños y adolescentes; originarios básicamente de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Además, en el Directorio de Programas Institucionales Dirigidos a la Población Migrante 2013, el INM enlista según sus propios datos, un total de 77 programas de atención y orientación sobre “temas relacionados con educación, empleo, financiamiento e inversión, protección a personas mexicanas en el exterior, protección en México, remesas, salud, tecnologías de la información y el conocimiento, entre otros”; sin embargo esto solo nos deja ver la enorme distancia que hay entre una burocracia gris y un oscura realidad.

Estos menores pretendían llegar a Estados Unidos y en el texto se sugiere que el gobierno mexicano, por su gracia, ha llevado a estos niños a la puerta de sus casas, poniéndolos a salvo de las garras de la incertidumbre. Sin embargo al final, desamparo y puertas cerradas son parte de su situación actual, pues para ellos son lejanos e idealistas, así los ven, por no tomar en cuenta las razones de su proceder, pues solo las imaginan y muchos otros las aprovechan.
Van en la búsqueda, más que de un sueño, de una digna realidad; tratan de conseguir lo mínimo, un trabajo, un futuro o una familia. Sin embargo algunos no acuden por ayuda ni son rescatados por las autoridades como aluden las instituciones involucradas, y ya sean niños o adultos enfrentan un destino desolador, pero que están dispuestos a afrontar en lugar de padecer la constante crisis y el hambre, el abuso de sus gobiernos, de sus policías y de sus criminales.

¿Qué les espera en su camino por México? Muchos llegarán hasta la frontera, pero muchos más caerán en manos del crimen organizado; su destino, ser donadores forzados del mercado negro de órganos (hígados, riñones y algo más), o permanecer como víctimas de la trata de personas; un mercado sexual que entre la frontera sur y el centro del país encuentra un paraíso de impunidad y en el que vivirán sin esperanza o posibilidad de escape.
Por otra parte los que van en camino, están a merced de las corruptas fuerzas policiales mexicanas; las cuales pueden abusar, golpear o vender a cada uno de ellos sin dejarles mayor elección; los migrantes adultos y los niños en especial, no tienen conocimiento de sus derechos ni de sí mismos en muchas ocasiones; deberán cooperar con sus captores o terminar en alguna fosa clandestina como en las masacres de San Fernando que como película tienen primera y segunda parte.

De los ciudadanos conscientes y de las autoridades responsables, no se encuentra suficiente  ayuda o queda opacada por la actuación de aquellos otros, los que como cazadores los esperan, son como una vela en medio del desierto por la memoria de un desconocido, el hermano, el padre o el compañero de viaje. No hay buenos augurios para estos niños y mucho menos un verdadero interés de los gobiernos involucrados en el tema por terminar con sus problemas.
Son criminales para el gobierno de Estados Unidos, y en consecuencia del gobierno mexicano; serán detenidos y los abusos que padezcan nunca en su totalidad conoceremos; solo los vestigios, los pedazos del viajero, las partes que no se pudieron vender; solo quedarán las partes que sirven para hacer entender; servir de ejemplo a otros, otros más que no tienen más opción que obedecer, ser fieles, ofrecer, dejarse someter.

Es un incómodo problema que tienen los dos gobiernos; lo perturbador para el resto de los mexicanos y los centroamericanos es que solo en discursos quedarán, solo planes, burocracia y un teléfono para denuncia; usarán la estrategia política más común; dejar pasar el tiempo, esperando que el olvido se encargue del resto, y que las pequeñas oficinas y sus funcionarios, se puedan beneficiar con inflados presupuestos para nuevos y flamantes encargados de despacho.
Los hechos dejan ver más un motivo racial que de falta de oportunidades, es por miedo más que por falta de recursos y no se detendrán en su afán, no desean dejar entrar más pobres a su opulento país, enseñan a sus hijos a verlos como una amenaza cuando en la realidad son las víctimas de los gobiernos pasados y los actuales; los Chicago Boys, los militares asesinos, los civiles ladrones y de actitudes e intereses empresariales y políticos que toman diferentes formas.

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