domingo, 9 de noviembre de 2014

Los mexicanos bajo tierra.

SM Rico

Hasta el momento la Procuraduría General de la República (PGR), ha contabilizado 38 cadáveres en 11 fosas clandestinas en el estado de Guerrero y 13 más en la fosa de Zitlala recientemente. Es el número de ésta temporada; descubrimientos mediáticos que se muestran al mundo entero como una realidad que nos tomó por sorpresa, sin embargo en nuestra vida diaria estos últimos hallazgos significan más bien, las gotas de sangre que derraman un vaso de más de 100,000 muertos en la última década.
Tan solo 27,347 de enero a septiembre de este año, en un conservador número de averiguaciones previas registradas en todo el país según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), cifra que no toma en cuenta a ninguno de los desaparecidos por el Estado o el crimen organizado de todos los días.
Los mexicanos estábamos bajo tierra y el escándalo mediático nos sacó de nuestras fosas. De predios abandonados, ríos y basureros en la intemperie; de los palacios municipales y de gobierno, suntuosos pinos y cómodas curules intocables y también de una condición de hipnosis, de adormecimiento y de desinterés por el sufrimiento de aquellos que no conocemos.
Los muertos, los actores políticos y los ciudadanos hemos dado la cara ante el mundo aunque muchos nos la conocían de sobra. Y ahora, una parte del país habita las primeras planas y no puede borrarse por ningún pacto o conveniencia; se muestra al desnudo y desollado frente a todos sin que se pueda evitar sentir que desde hace mucho tiempo algo estaba mal y no habíamos hecho nada al respecto como ciudadanos.
En la práctica, la alta burocracia personificada en gobernadores, presidentes municipales, jefes de la policía y sus ayudantes, han dejado claro su idea de supremacía sobre el resto de la población. No es un cargo público su función, sino una veleidad que les da un brillo y una clase aparte; en la realidad, el poder de hacer daño a través de su posición y del abuso de los recursos públicos, puño que manda a callar a quien le estorba o quien ofende su enorme ego.
Gobernadores y secretarios en los estados, grandes señores de la burocracia, pequeñas personas en la realidad, se engrandecen en sus riquezas y la ignorancia día a día, tienen la vida asegurada, con autos de lujo e inmuebles propios; todo gracias a aquellos que ven bajo su dominio y son disminuidos todo el tiempo.
Bajo tierra viven y mueren los mexicanos; ahí abajo se esconde la verdad y la indiferencia, se suman los inocentes que han sido sometidos a crueles torturas, y ahí también, las familias que para el resto de sus vidas han perdido la tranquilidad.
En manos de los ciudadanos queda la respuesta de nuevo; gritar fuerte y todos los días, decirle al mundo que saben la verdad y no la callarán, que no tienen miedo y que la táctica de la espera y el olvido no servirá otra vez. El presidente de México, a lo lejos, muestra lo que en verdad importa; mientras tanto, los mexicanos dan la cara al mundo aquí, y manifiestan lo que verdaderamente tiene valor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario