jueves, 15 de enero de 2015

La risa es satánica

SM Rico

El folclore popular siempre ha buscado salirse de lo serio y crear sus propias formas de expresión. Ya en tiempos tan lejanos como la Edad Media, surgió el humor en oposición a la actitud seria y dogmática; a su vez, fue permitido como un desahogo para la constante presión ejercida por la sociedad feudal sobre la población.

El poder y lo divino siempre han sido motivo de morbosas burlas por medio de dibujos, ya sea en los bestiarios o por medio de la Marginalia; notas, comentarios y dibujos realizados por monjes en libros, y que en algunos casos fueron críticas y sátiras que mostraban escenas ridículas y sexualmente irreverentes.

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Caricatura realizada por Steve Bell en 2008

Los caricaturistas antes y ahora, son sanguinarios por su crueldad y atroces por lo irrespetuoso y lo exagerado en sus acciones y sus trazos. Muestran en su expresión la ferocidad y lo monstruoso, tanto en la forma como en el contenido de sus mensajes.

También en la arquitectura y la escultura se ha expresado el humor y la sátira con respecto al poder, por ejemplo: Las sillerías del coro de las catedrales de Plasencia y Zamora, La procesión de las ratas en el claustro de la Catedral de Tarragona o la escultura de un fraile con cabeza de zorro en la iglesia de Nantwich del siglo XII.

Dignos de un lugar en el manicomio, estos artistas del trazo y de la realidad alucinada, ya sean artistas plásticos o periodistas, nos enseñan la esencia detrás de la máscara, la realidad detrás del traje de marca y del elegante discurso; nos muestran y nos traen ante la dormida conciencia la monstruosa, perversa, ridícula y retorcida persona que nos gobierna, nos limita o admiramos.

Ya desde el Renacimiento, la risa se convierte en la superación del miedo, se ridiculiza toda aquello que es temible; las imágenes grotescas implican una burla y una victoria sobre del temor. Así, la risa pasa de ser un instrumento embrutecedor, a un recurso liberador que pertenece a cada individuo, adquiriendo una nueva perspectiva.

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No podría ser de otro modo, pues es así, como escribiera Charles Baudelaire: “La risa es satánica, luego es profundamente humana”; es nuestra esencia y nuestra eterna contradicción. 

Al final, el buen humor es parte de la vida misma, ya sea como desahogo o como fuente de liberación, dejar de expresar y de reír por el miedo, sería tan lamentable como dejar de vivir.

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