Héctor Tenorio
También autor del libro Los Profetas del Golpe en 2014 Foto Twitter |
El próximo 5 de
marzo se cumplirá el tercer aniversario luctuoso del Presidente Hugo Chávez, la
oposición especuló que el deceso sucedió días antes en Cuba, cuestión que habría
afectado la credibilidad del régimen y existía el riesgo que se viera reflejado
en el proceso electoral que estaba por celebrarse. Sin embargo, no hubiera
cambiado la reacción de la población.
Más de dos millones de personas participaron
en el duelo nacional (funerales de esa dimensión no se habían visto desde 1989,
con el fallecimiento del Ayatolá Jomeini en Irán). Ahora bien, el responsable
de su muerte fue el mismo mandatario que desestimó los síntomas del cáncer. Sus
últimas palabras según testigos, fueron que no lo dejaran morir. Irónicamente
al caer preso el 4 de febrero de 1992 por intentar derrocar al gobierno,
expresó que hubiera preferido la muerte.
En los 14 años
que gobernó Chávez logró entre otras cosas la recuperación de la identidad
nacional e impulsó una política pública novedosa con especial énfasis en la
reducción de la desigualdad social. Hubo una conexión emocional del Jefe de
Estado con los sectores populares gracias al uso de la renta petrolera.
El
politólogo Adam Przeworski ha planteado que la democracia no alcanza a mitigar
la desigualdad económica y la desigualdad económica se transforma en
desigualdad política porque la influencia política de cada ciudadano aumenta
según incrementa su ingreso. Para el economista Alan Wood al proyecto chavista le
faltó una mayor producción en el campo y toleró que la distribución de los
alimentos siguiera estando en manos de la aristocracia local vinculada a
grandes monopolios extranjeros de alimentación y bebidas.
Cabe destacar
que Chávez en dos ocasiones por lo menos evitó que Venezuela se precipitara a
una guerra civil: El 4 de febrero de 1992, prefirió rendirse ante el gobierno a
pesar de tener suficiente fuerza militar; el 11 de abril del 2002, se rindió
siendo Presidente ante los golpistas, a pesar de tener el apoyo de un bloque de
militares leales. Él no quiso un baño de sangre innecesario.
Chávez le
confesó al catedrático Heinz Dieterich en el 2004 que trabajaba en una proyecto
a largo plazo que consistiría en lograr: una moneda única en la región llamada
Sucre, un Banco suramericano, una petroamérica, un Fondo Humanitario, unas
fuerzas armadas unificadas en la Organización del Tratado del Atlántico Sur
(OTAS) y finalmente la Organización militar Suramericana.
A 3 años de su
fallecimiento, su proyecto se tambalea. Venezuela vive una situación delicada
ante el desabasto en productos básicos, el gobierno venezolano sostiene que se
trata de una guerra económica la cual forma parte de un plan desestabilizador
perpetrado desde el interior y exterior.
El principal problema del Presidente
Nicolás Maduro es que depende del petróleo y la caída en su precio complica la
situación. Además sus detractores han logrado apoderarse de la mayoría de la Asamblea
Nacional, desde ahí intentan liberar al opositor Leopoldo López y otros
detenidos. Hasta el momento ambas partes han optado por transitar por la vía
democrática y así evitar una salida violenta donde el ejército venezolano
tomaría el control del país. A esto se añade que en Sudamérica avanza la
derecha.
En este contexto
el 4 de marzo presentaré mi libro: Prisión,
Gloria y Ocaso de Hugo Chávez, editado por Instituto Belisario Domínguez
del Senado de la República. Analizo su personalidad desde diferentes enfoques:
el personal, el militar, el político. La cita es a la 5 de la tarde en la
ciudad de Puebla en el Centro Internacional de Prospectiva y Altos Estudios, ubicado
en la calle 3 poniente 711 a unas cuadras del zócalo. Será un honor que nos
acompañe.
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