sábado, 29 de agosto de 2020

Ofendidos y castigados

SM Rico

Estamos por completar seis meses de confinamiento por motivo de la pandemia del COVID-19; el hastío y la desesperación son agotadores –aunado a esto– las noticias falsas (fake news) nos han llevado a los primeros lugares en este tema; y son una muestra de lo que nos espera en el futuro para el resto del año y futuro venidero.

      Invitando a México al desastre / Imagen Twitter

El sentirse ofendido está justificado, pues son vidas humanas y capacidad hospitalaria institucional de lo que se está hablando. Es justo recordar el caso de del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien fue el primero en anteponer el aspecto económico por encima de la salud de sus gobernados e incluso, de la información a sus funcionarios que llevó a ese país a pasar de la cifra a finales del mes de abril (cuando él hizo una pequeña manifestación para minimizar el tema), de dos mil 575 muertos a un aproximado de 120 mil 855 fallecimientos al 29 de agosto del presente.

La trivialización, se ha dado por la constante lluvia de noticias falsas que, por todos los medios, en especial por las redes sociales, llenan de mentiras a los mexicanos. Actualmente se empieza a hacer costumbre que los viernes en las tardes suben ya sea una publicación, video o #hashtag en las redes que nos invitan al desastre; al desprecio e invalidación y/o a la duda.

Imagen de Paopano
La información más cercana a la realidad es descrita todos los días por medio de una conferencia de prensa en la que, desde hace meses se repiten: datos, estrategias, procesos y propósitos para alcanzar objetivos específicos. A pesar de esto, los reporteros de esta fuente parecen moverse más por el deseo de debatir chismes de Facebook o lo que les dijo un amigo, que, por los datos y temas proporcionados, en especial en los documentos que se encuentran en la página oficial del gobierno.

El menosprecio de las consecuencias dejará a ciudadanos castigados; más por la enfermedad, la continuidad de las medidas de restricción y la escasez de servicios de salud, que por la inquisidora mirada de aquellos que están fuera de casa por necesidad y no por el aburrimiento o la incredulidad.

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