SM Rico
Imagen de agape.org.mx/ |
Son casos que a pesar de la denuncia muchas veces no
encuentran solución alguna o castigo que repare el daño. Este es el caso de
muchas mujeres, de muchos niños y jóvenes a lo largo del país, personas
manipuladas como mercancía, víctimas de las redes del crimen organizado, grupos
que han encontrado en “la trata” un negocio ilícito tan lucrativo que ha
llegado a ser en nuestro país el segundo más rentable, apenas abajo del
narcotráfico, dejando cada año millones de dólares y un número similar de
víctimas tras de sí.
Un ejemplo de esto se encuentra en el estudio: Trata de
mujeres en Tlaxcala, coordinado por Patricia Olamendi, que ya desde el 2008 da
cuenta de estos hechos en un estado actualmente gobernado por el priista
Mariano González Zarur, el cual inició funciones a principios de 2011 y en cuya
administración, hasta el momento, se ha logrado la doceava sentencia
condenatoria en contra de un individuo cuya pena consistiría en cinco años de
prisión y mil días de salario mínimo.
Olamendi afirma que México ocupa el quinto lugar en América
Latina y el 28 a nivel mundial como país de origen de la trata de personas y
Tlaxcala es uno de los estados de la república considerado como uno de los
paraísos para el turismo sexual infantil. Parte de su estudio arrojó que sus
habitantes declararon no contar con información, no conocer los teléfonos de
emergencia, ni tampoco las instituciones que trabajan para evitar la trata; de
hecho ni siquiera confían en ellas.
La mayoría de los vecinos en estas comunidades son parte del
problema y de la solución, sin embargo no hacen nada por temor a ser agredidos
por el crimen organizado, pues saben que cuando llegan a atrapar a alguna de
estas bandas –algunas conformadas por familias– no tardan mucho en salir, pues
las redes de corrupción impiden el acceso a la justicia.
Una de las prácticas utilizadas por estas bandas es llevar a
las mujeres a diferentes estados durante la semana, de modo que una noche están
en Tlaxcala, la otra en Querétaro y a la otra podrían estar en la frontera o en
cualquier otro lado; sin embargo en lugar de que se combata el delito en cada
uno de ellos, la mayoría de las veces se considera cómodamente un problema
ajeno.
Muchas de las mujeres y niñas que son utilizadas por los
tratantes en la entidad, vienen de distintas localidades, por ejemplo de la
Sierra Norte de Puebla; asimismo los tratantes provienen también de otras comunidades
colindantes, como Tenancingo y San Pablo del Monte.
Esa es la manera en que comúnmente operan estas bandas.
Además para desgracia de las víctimas, estas tácticas provocan que para los
gobiernos de los estados vecinos sea más fácil evadir el problema y las
estadísticas, pues la comisión del delito no sólo se da en una entidad sino en
varias al mismo tiempo.
Al final, la constante burocracia muchas veces hace lento el
acceso a la justicia, y en muchos casos solo abre la puerta a la impunidad. Solo
queda en nuestras manos el cambiar la situación con las acciones que podamos
realizar día con día para exigir el cumplimiento de la ley, y poco a poco
resolver un problema que aunque nos llegara a parecer lejano forma parte de
nuestra historia y que podría estar tan cerca como la casa del vecino.
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