martes, 10 de noviembre de 2015

Trata de personas en México, crecen las cifras y la impunidad

SM Rico

Imagen de agape.org.mx/
A pesar de las acciones gubernamentales y las campañas de difusión con respecto al tema, la trata de personas en México, en especial para comercio sexual, ha ido en aumento a lo largo de los últimos años. Grupos criminales se aprovechan constantemente de nacionales y extranjeros, especialmente de menores de edad, para realizar turismo sexual en zonas como Acapulco, Cancún, Puebla o las localidades fronterizas

Son casos que a pesar de la denuncia muchas veces no encuentran solución alguna o castigo que repare el daño. Este es el caso de muchas mujeres, de muchos niños y jóvenes a lo largo del país, personas manipuladas como mercancía, víctimas de las redes del crimen organizado, grupos que han encontrado en “la trata” un negocio ilícito tan lucrativo que ha llegado a ser en nuestro país el segundo más rentable, apenas abajo del narcotráfico, dejando cada año millones de dólares y un número similar de víctimas tras de sí.

Un ejemplo de esto se encuentra en el estudio: Trata de mujeres en Tlaxcala, coordinado por Patricia Olamendi, que ya desde el 2008 da cuenta de estos hechos en un estado actualmente gobernado por el priista Mariano González Zarur, el cual inició funciones a principios de 2011 y en cuya administración, hasta el momento, se ha logrado la doceava sentencia condenatoria en contra de un individuo cuya pena consistiría en cinco años de prisión y mil días de salario mínimo. 



Olamendi afirma que México ocupa el quinto lugar en América Latina y el 28 a nivel mundial como país de origen de la trata de personas y Tlaxcala es uno de los estados de la república considerado como uno de los paraísos para el turismo sexual infantil. Parte de su estudio arrojó que sus habitantes declararon no contar con información, no conocer los teléfonos de emergencia, ni tampoco las instituciones que trabajan para evitar la trata; de hecho ni siquiera confían en ellas.

La mayoría de los vecinos en estas comunidades son parte del problema y de la solución, sin embargo no hacen nada por temor a ser agredidos por el crimen organizado, pues saben que cuando llegan a atrapar a alguna de estas bandas –algunas conformadas por familias– no tardan mucho en salir, pues las redes de corrupción impiden el acceso a la justicia.

Una de las prácticas utilizadas por estas bandas es llevar a las mujeres a diferentes estados durante la semana, de modo que una noche están en Tlaxcala, la otra en Querétaro y a la otra podrían estar en la frontera o en cualquier otro lado; sin embargo en lugar de que se combata el delito en cada uno de ellos, la mayoría de las veces se considera cómodamente un problema ajeno.

Muchas de las mujeres y niñas que son utilizadas por los tratantes en la entidad, vienen de distintas localidades, por ejemplo de la Sierra Norte de Puebla; asimismo los tratantes provienen también de otras comunidades colindantes, como Tenancingo y San Pablo del Monte.

Esa es la manera en que comúnmente operan estas bandas. Además para desgracia de las víctimas, estas tácticas provocan que para los gobiernos de los estados vecinos sea más fácil evadir el problema y las estadísticas, pues la comisión del delito no sólo se da en una entidad sino en varias al mismo tiempo.

Al final, la constante burocracia muchas veces hace lento el acceso a la justicia, y en muchos casos solo abre la puerta a la impunidad. Solo queda en nuestras manos el cambiar la situación con las acciones que podamos realizar día con día para exigir el cumplimiento de la ley, y poco a poco resolver un problema que aunque nos llegara a parecer lejano forma parte de nuestra historia y que podría estar tan cerca como la casa del vecino.

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