SM Rico
Foto de informador.com.mx |
La semana pasada, en el marco de los 40 años de la fundación
de la sede mexicana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso),
se rindió un homenaje al antropólogo Roger Bartra, institución en la cual funge
como miembro a título individual de su Consejo Superior y en el que se
destacaron los puntos más importantes de su extensa y diversa obra.
El también etnólogo y doctor en sociología por La Sorbona de
París, nació en la Ciudad de México en 1942, es un excepcional investigador y académico
que ha centrado sus esfuerzos en diversas áreas, que van desde explicar la evolución
de la sociedad rural, (Estructura agraria
y clases sociales en México - 1974), la identidad política y cultural del
mexicano, (La jaula de la melancolía -
1987), el entendimiento de la modernidad a través de sus mitos, (El salvaje en el espejo - 1992) y
actualmente sobre la conciencia, la voluntad y el libre albedrío (Antropología del cerebro - 2014).
En el evento participaron: Rafael Rojas, académico del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Cecilia Bobes León,
investigadora de la Flacso México y Francisco Valdés Ugalde, director de la
misma.
En su intervención Rafael Rojas destacó la primera etapa de
Roger Bartra, la de los setentas, en la que desarrolló la relación entre el marxismo
y la democracia. Esta es la época de libros como: Estructura agraria y clases sociales en México de 1974 y también de
El poder despótico burgués: Las raíces
campesinas de las estructuras políticas de mediación de 1977.
Sobre el concepto de “mediación”, tan constante en la obra
de Bartra, Rojas indicó que es en esta categoría en donde podríamos encontrar
una vía del marxismo hacia la democracia, entendiendo la mediación como un
mecanismo por el cual se puede establecer un diálogo entre las contradicciones
estructurales de una sociedad subdesarrollada como la mexicana o cualquiera de
las latinoamericanas.
En este homenaje, la socióloga cubana de la Flacso México,
Cecilia Bobes León rememoró las lecturas de la obra de Bartra en La Habana de
su juventud en los años 90 y cómo La
jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, publicado en México por Grijalbo, se grabó en
su quehacer académico: “por esos años el tema de la identidad nacional fue para
nosotros el aguijón que nos impulsó a sacudirnos las prohibiciones y llegar
vadeando de esos hilos al estudio de la política y la cultura”.
Por su parte, el director de la Flacso México, Francisco Valdés Ugalde, destacó que: “Roger
ha sido un crítico del autoritarismo que siempre se distinguió en la izquierda.
Se mantuvo a lo largo de los años como un crítico del nacionalismo
revolucionario y de su contagio a la izquierda, que tiene que ver con la
formación del carácter mexicano del Siglo XX, en el que esta ideología fue
predominante”.
La vigencia de la obra de Roger Bartra se reconoce, en
palabras de Valdés, porque define muy bien cómo la transición democrática no ha
venido acompañada de una cultura cívica, y cómo “la izquierda se ha extraviado
en México por mantenerse completamente cerrada al conocimiento científico y al
desarrollo de una cultura sofisticada”. Tenemos, dijo, “una izquierda que no
está a la altura del Siglo XXI”.
Durante su intervención de cierre, Roger Bartra retomó
algunos de los puntos destacados de su obra. Sobre el concepto de mediación
mencionado por Rojas, explicó que: “el populismo tiene en buena medida y sobre
todo en México su raíz en esos mecanismos de mediación. El populismo es la
tradición política que ha ilustrado estas formas no democráticas de ejercer el
poder de forma autoritaria en nombre del pueblo”.
Bartra expuso que estamos entrando a una “nueva forma de
capitalismo cognitivo en donde tanto las principales redes económicas como
ideológicas y culturales tienen un carácter cognitivo digital”. El capitalismo
que estamos viviendo está dominado por las redes digitales. Vivimos un capitalismo
esencialmente hostil a la democracia”.
“Las nuevas formas del capitalismo están significando un
reto muy importante para las formas que conocemos de democracia que todavía no
sabemos cómo adaptarnos, cómo luchar, cómo defendernos, cómo orientarnos en el
nuevo contexto. Estamos en un laberinto, en un conjunto de mediaciones y en una
transición hacia algo que no conocemos bien y que incluso la mayoría de
nosotros no admitimos. Estamos entrando a una nueva época que no sabemos
siquiera cómo nombrar” concluyó.
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