jueves, 8 de octubre de 2015

De la cosificación, la derrota y la (des)esperanza en el mundo virtual

Una generación derrotada
Por Héctor Tenorio, periodista, mexicano
Imagen de nicolas.picand.fr/blog/internet/
El filósofo Jean Baudrillard dice que la virtualidad sólo se aproxima a la felicidad porque retira subrepticiamente cualquier referencia a las cosas, nos da todo, pero de manera sutil escamotea al mismo tiempo todo. Cuando una está perfectamente realizado en ella se convierte de forma automática en objeto y cunde el pánico. Agrega que no hay separación, ni vacío, ni ausencia,  uno enfila su propia vida como una combinación digital. La película “Internet Junkie”, basada en casos de adicción a la virtualidad, es un reflejo de la vida fragmentada que tenemos. Su realizador Alexander Katzowicz advierte, “la red da muchas cosas gratis pero, a su vez, te chupa la vida, transformándote en un ser abúlico. Cada año, la línea entre lo virtual y lo real se vuelve más delgada, empeora”. Piensa que vivimos una realidad casi holográfica.

La generación que nació con la tecnología en los brazos está derrotada de antemano. La dictadura de la modernidad se instaló con un tufo de timo. Nos hacen creer que el mundo viene a uno. Katzowicz sostiene que chateamos, navegamos, escribimos y todo es sincronizado, multitasking. Baudrillard considera que el Internet no hace más que simular un lugar de libertad y descubrimiento, sólo ofrece un espacio desmultiplicador, aunque convencional, donde el operador interactúa con elementos conocidos, sitios establecidos, códigos instituidos.

Katzowicz añade que la gente que ve porno, la que está en Tinder o chatea, lo que busca es amor, amistad, no estar sola en su casa. Por experiencia propia afirma que el Internet es como una gran “mierdoteca”. Es como tener acceso a una autopista mundial sin pagar peaje o tener vehículo. Para Baudrillard cualquier pregunta es asignada a una respuesta anticipada, de  ahí el confortable vértigo de esa interacción electrónica e informática. Similar al de una droga.
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La cosificación de Internet
Por Alexander Katzowicz, escritor y cineasta, Israelí-Argentino
Con mi film me quedé corto en relación a la realidad. Cuando lo escribí hace algunos años, la gente no era tan zombie como es hoy en día, que entras a un café y todos están pendientes de sus pantallas. El no tener redes sociales te vuelve automáticamente un reo, un descastado, un alienado. La realidad se ha convertido en algo marginal.

Y lo que vemos hoy no es nada. Se aproxima a pasos agigantados un mundo de realidad virtual 3d, adonde habrá lectores de ondas cerebrales, adonde la palabra no será más necesaria. ¿Y cuando no sea necesaria la palabra qué pasará? El retroceso cultural será peor que el actual, adonde la cultura del libro impreso muere, dejando lugar al facilismo del digital, adonde cualquiera golpea el teclado- o la pantalla. ¿Qué va a pasar cuando las máquinas suplanten la lengua? Caritas felices, tristes, obscenas, representarán las necesidades básicas y el hombre perderá la capacidad de expresión, como ya la está perdiendo. Basta mirar los pósters de todas las películas que arrasan en taquilla: pistolas, ametralladoras, siliconas. 

¿Cuántos analizan el discurso que hay detrás? ¿Quién juzga la portada del Times de setiembre de este año, que en su portada clama "Diamantes de sangre" y en su página 2 tiene doble página de publicidad de Rolex, marca suiza que emplea diamantes en sus relojes de oro? El discurso es uno, la realidad es otra. El pensar es algo que la tecnología está relegando a las máquinas, cosificando al hombre en un ser consumista, impensante, destinado a ser un especialista en su ratonera. Sí, así como inventé el impensar, he de inventar el involucionar. 

Estamos involucionando. En las universidades se leen fragmentos de grandes autores para poder jactarse de sapiencia, pero, ¿quién se traga las obras completas de Freud, Marx, Nietzsche? Tres titanes del pensamiento los cuales hoy en día están estigmatizados. El fashion rebaja a Freud a machista, a Nietzsche a fachistoide, y a Marx a comunista. Grandes errores, grandes clichés, como llamar maquiavélico a Machiavelli, ese gran humanista. Pero no es casual que se los desprestigie. Son peligrosos para el orden reinante del consumidor, del no pensar. "Civilización y sus descontentos", de Freud, escrito hace cosa de un siglo, es tan actual y vital como el "Mundo Feliz" de Huxley, mundo infeliz al que cada día plagiamos más.

La cultura, en manos de unas pocas corporaciones tecnológicas, está acabando con 5 siglos de libros impresos. La imagen, ama y señora de las mentes, reina en un mundo de ignorancia adonde Internet da acceso inmediato a lo que el apetito de la masa, siempre ignorante, siempre hambrienta de culos y chistes banales, desea. Jamás el arte y la cultura han estado tan supeditados a la masa como hoy en día. La simbiosis entre masa y corporación es absoluta. Así como la tecnología maneja a la masa, la masa lleva a la tecnología en sus ancas. No puede la tecnología apoyar la cultura per se -a menos que se la fuerce-, porque la esencia de la tecnología es suplantar al hombre.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------Jaula de Terabytes
Por Pablo Giménez, librero, editor y sociólogo, Argentino
En el pasado mediato, bajo el influjo de la ideologiekritik, la experiencia vital iba, en términos críticos, de los abstracto (religión, legalidad, etc.) a lo concreto. Hoy parece que el procedimiento crítico va en sentido inverso: de lo real a lo virtual (lo digital, el mercado, etc.).

Coincido con lo de simbiosis masa-corporación, donde la masa lleva el chip incorporado. Es que el Poder Real tiene capacidades asombrosas para hacerte hijitos a tus espaldas, ya que cuando advierte que la masa tiene más ansias de libertad o de rebelarse, ellos toman las demandas sociales y te las devuelven redonditas, sin sus potencialidades subversivas. Ejemplo: la cohesión social en manifestaciones o asambleas se interpola por las redes sociales, pero dentro de una jaula de terabytes. Lo típico de las sociedades de control.
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Un mundo sin sueños
Por Ramón Branco, psiquiatra e intelectual, Gallego.
El homo sapiens pasa a homo economicus. El objetivo está en conseguir que el  consumo por el consumo impregne todas las esferas del ser humano.

De ahí el desprestigio a que se somete a la cultura, al pensamiento (lo mas horrible del Quijote y en lo que se insiste en su reivindicación, es en el hecho de que enloqueció por leer y soñar) y cómo se actúa contra el deseo de soñar.

Considerando que cualquier cosa es cultura, confundiéndolo todo. Así el fútbol sería cultura y no un mero juego, la cocina sería cultura y no una mera necesidad de alimentarse... ¡todo es cultura! Así se la banaliza y se la inactiva.
Porque aparte del negocio del consumo, creamos un hombre sin imaginación, sin capacidad de soñar, sin capacidad de sentir y emocionarse. Sentimientos éstos  que llevan directo a la solidaridad.

Por eso cuando hay una crisis global como la actual, lo que se castiga desde los Estados es a la creación de sueños y como evolución de los mismos la creación de esperanza.

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