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El gobierno federal confía en que el
Congreso de la Unión aprobará el paquete económico del 2016 a más tardar el 15 de
noviembre próximo, como marca la ley. En enero anunció un recorte preventivo de
124 mil 300 millones de pesos al gasto, en el 2016 se prevé recortar alrededor
de 97 mil millones de pesos, para hacer un ajuste total de 221 mil millones de
pesos, las cosas podrían continuar igual en el 2017.
En este contexto, vale la
pena recordar la crisis financiera en 1987, favoreció la candidatura de
Cuauhtémoc Cárdenas que recibió el respaldo de la clase media y baja poniendo en
jaque al sistema político un año después. La apuesta de Andrés Manuel López
Obrador es parecida y las circunstancias lo ayudan. No es extraño que en Los
Pinos promuevan un discurso sobre los peligros que representan los políticos populistas,
consideran que el antídoto contra el tabasqueño sería impulsar un candidato como
Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco.
En el ambiente se
percibe la voluntad de varios actores por construir candidaturas presidenciales
ahora que la ley lo permite. Toman en cuentan el comportamiento de los
ciudadanos en las pasadas elecciones donde se dio un voto de castigo a los
partidos tradicionales. López Obrador lo entiende a su manera, acusa al bloque
de derecha compuesto por el PRI-PAN del fracaso económico y de intentar
frenarlo con un candidato supuestamente independiente. En agosto pasado, criticó
al gobernador electo de Nuevo León, Rodríguez Calderón de viajar a Colombia en
el avión de un contratista del grupo Monterrey.
El líder de Morena intuye que
será su adversario en el 2018. Sin embargo, ninguno de los dos puede asegurar
quien se quedará con esa porción de la ciudadanía que rechaza a los partidos.
El Bronco
parece decidido a seguir construyendo su proyecto de líder nacional, pero en
este momento no hay detrás de él una conspiración de los grandes empresarios para
tener un presidente de la República que obedezca a sus intereses, su movimiento
fue regional y resulta difícil llevarlo al plano nacional. Vendrá la presión de
los partidos hacia su gestión, habrá que ver qué tan rápido se desgasta su
figura y si decide absorber dirigentes del PRI podría distorsionar la imagen de
independiente.
Al presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones
se le ve preocupado, pidió a los órganos internos de su partido frenar las
rupturas en los distritos en los que se avecinan elecciones para evitar que el
tricolor se convierta en una máquina de crear candidatos independientes. El
camino del Bronco puede ser imitado por Gabriel Arellano Espinosa, ex alcalde
de Aguascalientes, ex diputado local y aún militante del tricolor. Invitó a Rodríguez
Calderón a su cumpleaños y dejó sobre la mesa su posible candidatura
independiente como gobernador en 2016. Otro que anda con esa idea es el senador
por Veracruz Héctor Yunes Landa, quien acusó al gobernador Javier Duarte de ser
el responsable de la crisis que vive la entidad.
Sin duda, los
resultados positivos de figuras como Rodríguez Calderón o Pedro Kumamoto
impulsaran a los políticos a calcular los beneficios de una renuncia a su
partido para renovar su imagen como independientes. Debemos preguntarnos: ¿Los
electores no estarán frente a una nueva versión
del gatopardismo que tanto le gusta a la clase política?
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