jueves, 1 de octubre de 2015

Una crisis financiera con tintes políticos

Héctor Tenorio


Imagen de solo-opiniones.com
Vivimos una crisis económica que no cede y hace crecer las desigualdades acompañadas de la frustración social que esto provoca. El precio del petróleo difícilmente se recuperará en el mediano plazo, las tasas de interés van a incrementarse, al igual que la corrupción, la impunidad y la ineficacia. 

El gobierno federal confía en que el Congreso de la Unión aprobará el paquete económico del 2016 a más tardar el 15 de noviembre próximo, como marca la ley. En enero anunció un recorte preventivo de 124 mil 300 millones de pesos al gasto, en el 2016 se prevé recortar alrededor de 97 mil millones de pesos, para hacer un ajuste total de 221 mil millones de pesos, las cosas podrían continuar igual en el 2017. 

En este contexto, vale la pena recordar la crisis financiera en 1987, favoreció la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas que recibió el respaldo de la clase media y baja poniendo en jaque al sistema político un año después. La apuesta de Andrés Manuel López Obrador es parecida y las circunstancias lo ayudan. No es extraño que en Los Pinos promuevan un discurso sobre los peligros que representan los políticos populistas, consideran que el antídoto contra el tabasqueño sería impulsar un candidato como Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco.

En el ambiente se percibe la voluntad de varios actores por construir candidaturas presidenciales ahora que la ley lo permite. Toman en cuentan el comportamiento de los ciudadanos en las pasadas elecciones donde se dio un voto de castigo a los partidos tradicionales. López Obrador lo entiende a su manera, acusa al bloque de derecha compuesto por el PRI-PAN del fracaso económico y de intentar frenarlo con un candidato supuestamente independiente. En agosto pasado, criticó al gobernador electo de Nuevo León, Rodríguez Calderón de viajar a Colombia en el avión de un contratista del grupo Monterrey. 

El líder de Morena intuye que será su adversario en el 2018. Sin embargo, ninguno de los dos puede asegurar quien se quedará con esa porción de la ciudadanía que rechaza a los partidos.

El Bronco parece decidido a seguir construyendo su proyecto de líder nacional, pero en este momento no hay detrás de él una conspiración de los grandes empresarios para tener un presidente de la República que obedezca a sus intereses, su movimiento fue regional y resulta difícil llevarlo al plano nacional. Vendrá la presión de los partidos hacia su gestión, habrá que ver qué tan rápido se desgasta su figura y si decide absorber dirigentes del PRI podría distorsionar la imagen de independiente. 

 Al presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones se le ve preocupado, pidió a los órganos internos de su partido frenar las rupturas en los distritos en los que se avecinan elecciones para evitar que el tricolor se convierta en una máquina de crear candidatos independientes. El camino del Bronco puede ser imitado por Gabriel Arellano Espinosa, ex alcalde de Aguascalientes, ex diputado local y aún militante del tricolor. Invitó a Rodríguez Calderón a su cumpleaños y dejó sobre la mesa su posible candidatura independiente como gobernador en 2016. Otro que anda con esa idea es el senador por Veracruz Héctor Yunes Landa, quien acusó al gobernador Javier Duarte de ser el responsable de la crisis que vive la entidad.

Sin duda, los resultados positivos de figuras como Rodríguez Calderón o Pedro Kumamoto impulsaran a los políticos a calcular los beneficios de una renuncia a su partido para renovar su imagen como independientes. Debemos preguntarnos: ¿Los electores  no estarán frente a una nueva versión del gatopardismo que tanto le gusta a la clase política?

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