jueves, 30 de abril de 2015

El INE un árbitro rebasado

Héctor Tenorio

Aún falta un tramo tortuoso para que los partidos políticos concluyan sus campañas electorales y los reclamos están a la orden del día. La baja calidad de la contienda se explica en el nivel de discusión que los partidos y candidatos imprimen en sus mensajes. Es más fácil comunicar la información a través de  la proyección de personalidades que a través de la discusión de ideas complejas.  

Sin embargo, al fomentar la guerra sucia se desperdicia la oportunidad de convertir a los tiempos oficiales de radio y televisión en un poderoso elemento de la cultura democrática. El Instituto Nacional Electoral (INE) tiene un papel fundamental en colaborar para frenar tal situación. Pero su participación se ve limitada debido a los intereses particulares de los consejeros que obedecen consignas partidarias y no al interés de la sociedad.

El  responsable de haber iniciado la guerra sucia fue Acción Nacional (PAN), su presidente  Gustavo A. Madero en un principio se opuso a atacar al Revolucionario Institucional (PRI) porque indirectamente beneficiaría al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). No obstante, implementaron su estrategia, los priístas respondieron en el mismo tono.

El clímax  de la batalla se alcanzó cuando los panistas cuestionaron el viaje del presidente de la República a Londres. Ahora, de repente el blanquiazul cambió y manda mensajes propositivos. ¿Cuál es la verdadera razón de este giro de 180 grados? Todo parece indicar que hubo un acuerdo entre el gobierno federal y el PAN, que beneficiará a este último.  
  
En este contexto, vale la pena destacar al presidente del Senado, Miguel Barbosa, él tiene  razón en que todos los actores políticos tienen que poner un hasta aquí a la guerra sucia que se observa en los spots de las campañas electorales y optar por ofrecer ideas y propuestas a los electores. El poblano reconoce que desde 1988 se han ido dando transformaciones que han permitido que la democracia se desarrolle en mejores condiciones de equidad para los contendientes.

Desde su punto de vista resulta necesario recuperar los acuerdos que se alcanzaron en el 2009 en el senado de la República. Recordemos que en ese entonces, sugirieron suplir la spotización por la realización de programas de debates. Incluso los senadores aprobaron una reforma al respecto, la cual quedó perdida en las comisiones de la Cámara de Diputados y que fue ignorada en la Reforma Electoral del año pasado.

Sin duda se debe explorar la idea de como lograr que las campañas electorales no sean una simple spotización que muestre un ataque entre los diferentes partidos. ¿Dónde quedan las propuestas y las alternativas frente a una crisis económica que causa estragos? Entre más destructivo sea el mensaje de la clase política será menor la participación de los ciudadanos. ¿Hasta cuándo los políticos profesionales dejarán de pensar en elecciones y dedicarán su energía a resolver los problemas reales que agobian a la nación? Quizá nunca. 

Todavía estamos a tiempo para que los consejeros electorales reorienten esta situación. No pueden quedarse con los brazos cruzados, es su deber castigar con severidad a los institutos políticos que creen que están por encima de la ley. Sin un cambio radical solo podremos esperar que se judicialice el proceso electoral y como consecuencia se desacrediten las instituciones. Las quejas servirán para alimentar el  encono entre los mexicanos. 


Pareciera que el objetivo de los partidos políticos es calentar el ambiente con miras a la contienda presidencial del 2018. Lo peor es que será con el aval del INE, si no pueden con su responsabilidad mejor que renuncien.

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