Antonio TENORIO ADAME
El
Senado de la Republica habilitó el antiguo recinto parlamentario ubicado
en Palacio Nacional para realizar una
sesión conmemorativa previa al Centenario de la Constitución de 1917.
El evento llamado
“La Constitución, análisis rumbo a su centenario”, es un buen dispositivo que
vigoriza el débil entorno democrático desde la remembranza y el patriotismo
constitucional.
El mensaje del Presidente del Senado, Miguel Barbosa Huerta,
trascendió lo retórico para ir a la médula de una democracia participativa y no
solo declarativa, donde la Constitución sea el eje de la transformación,
siempre anhelada por la Nación, en “contra de la pobreza a favor de la equidad, igualdad,
democracia y vigencia del Estado de derecho”. Se concibe la Constitución como
el baremo de orientación del navío de la historia del futuro de los mexicanos.
LA CRONICA de la ceremonia destaca,- con acierto la compañera Bertha Becerra-, el mensaje del
Secretario de Educación, Emilio
Chuayffett, representante del Presidente, sobre la función del recinto
donde se discutió y promulgó la Constitución de 1856, y valor de quienes a
riesgo de su vida rescataron la memoria archivo del Congreso. Hechos que
rubrican la lucha entre la memoria y el olvido para mantener viva la llama de
la experiencia y el respeto al legado construido. Como el mejor homenaje a la
Constitución, reafirmó el Secretario de Educación, es su cumplimiento.
EL DEBATE que ha iniciado el Seminario se cierne entre el
texto constitucional del Estado nación originario derivado del texto de 1917 y
la lectura reformada de una transfiguración que diluye la nación.
En este contexto se sobrepone la relación de lo
supranacional en su diversidad de
convenios y compromisos internacionales, desde la amplia gama de acuerdos con
la Naciones Unidas, hasta las obligaciones con corporaciones políticas
financieras como el FIM, BM, BID, OCDE y los Acuerdos de Libre
Comercio de América del Norte, y Europa, donde se doblega la voluntad soberana
por medio de mecanismos de endeudamiento agresivos y devastadoras, así como los
acuerdos de perfil administrativo que rigen en la frontera con los Estados
Unidos, cuyo fin es menguar el control del territorio nacional.
Uno de los aspectos
del debate se centra sobre la soberanía versus autonomía de órganos
creados por el Estado. La primera es fundamental al establecerse como el
supremo poder de la nación, la segunda la ejercita el Estado a través del órgano de control constitucional quien
potencia el crecimiento, la autorregulación y la adecuada relación con los
otros poderes, entidades y órganos, en un clima de libertad y respeto hacia su
naturaleza.
LOS AVANCES del evento
brindan una actividad de crítica plural sobre el pasado y presente de
reformas al texto con rescate de la
memoria legislativa y solemnidad le proporcionan vigor a la conmemoración con
una mayor difusión y alcance para fortalecer la conciencia cívica y la cultura
política del espíritu constitucional.
Basta recordar el pasado 5 de febrero de pesadumbre y
desaire con que fue recordada la efemérides.
En 2017 debe relucir la
conciencia política de la responsabilidad de errores y logros alcanzados por
los mexicanos, y no una simple fecha de condenas y discursos.
Una de las imágenes señeras del
“magonismo” como oposición a la dictadura fue la de declarar “muerta la Constitución”
desde las oficinas del Hijo del Ahuizote,
los efectos alcanzaron al levantamiento popular de la Revolución de
1910.
En el debate actual se dirime la legitimidad de origen y
destino del pueblo de México. Porque no se trata de retraer el tiempo pasado
sino interpretar los orígenes y saber el destino del país, sobre la base de un
poder legítimo y representativo, Chuayffet definió la memoria como arma
del futuro de democracia.
Un
tema que debe comentarse con amplitud que requiere en más espacio.
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