Héctor Tenorio
Después de los ataques perpetrados por miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en cuatro estados el pasado 1 de mayo, no se descarta que el crimen organizado pudiera hacer sentir el peso de sus armas el mismo día de la elección. No sería la primera vez que personajes externos determinaran el resultado electoral.

Paralelamente Acción Nacional (PAN), emprendía una campaña de desprestigio contra el ganador al denunciar que el crimen organizado los amenazó durante las elecciones en Tierra Caliente.
En ese entonces, el blanquiazul aseguró que los operadores de Los Caballeros Templarios llamaron a los electores y los amenazaron de muerte para que no se presentaran a las urnas. Incluso se identificó a un presunto narcotraficante, conocido como ‘El Gasca’ al que se le decomisó propaganda política del tricolor horas antes de que se realizaran las elecciones en esa entidad.
En este contexto, el gobierno federal considera la posibilidad que antes del 7 de junio, se repita la violencia en Colima, Michoacán Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosís, Guerrero y Jalisco. Sin duda la nueva embestida del narco ha sido un shock, entre la población hay una profunda desorientación, miedo, ansiedad aguda, y una regresión colectiva.


Ademas se le señala de proteger al CJNG, él por su parte dice que aclarará todo el 8 de junio; también hay versiones de que el Estado enfrenta una especie de narco-guerrilla muy bien armada que consiguió globalizar el negocio a Europa y Asia; no falta quien escriba que se trata de una conspiración contra el presidente de la República, planificada por el viejo PRI.

El tabasqueño vive su mejor momento gracias a la crisis de seguridad y a una economía que se encuentra estancada.
Mientras la tranquilidad de una sociedad que cada día se acostumbra más a vivir con miedo, a no tener esperanza ni futuro, ha quedado de nuevo vulnerada. La paz y la normalidad parecen un sueño lejano, a pesar del pesimismo es necesario preguntarnos:
¿Qué clase de nación seremos al final de esta guerra? ¿Bajo qué principios nos regiremos para no repetir los errores?
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