Gonzalo Vázquez
¿Estás de acuerdo
en que escribir es un acto que va más allá de tomar, tanto la pluma como el
teclado de la computadora, para llenar una hoja de papel con letras y signos
carentes de sentido?
Entonces este mensaje es para ti.
Desde su invención, la escritura y la lectura se volvieron ineludibles.
Hoy leemos el periódico, una revista, un libro, una página web, podemos ver una
película con subtítulos en español; leemos las etiquetas de numerosos productos;
somos voraces consumidores de todo tipo de anuncios publicitarios...
De una u otra manera, siempre de forma constante, nos vemos en la
necesidad de fijar —aunque sólo sea durante unos segundos— el continuo flujo de
nuestras ideas, para resolver las necesidades más elementales: desde las que
plantea el quehacer cotidiano y el trabajo necesario para vivir y conseguir el
amor, hasta las que nos exige la sensibilidad, la creatividad o en un determinado
momento el pensamiento científico o filosófico más sofisticado.
La escritura es una consecuencia del habla, una expresión más del pensamiento;
pero cuando debemos compartirlo con los demás —cuando debe trascender el ámbito
individual— nos guste o no, estemos conscientes de ello o no, es una carta más de
presentación. En soledad podemos tomar notas y hacer apuntes como lo consideremos
adecuado; pero si deseamos transmitir una idea tenemos que recurrir a un código
(un sistema compuesto por signos y reglas específicos) que nos permita formular
y comprender mensajes, común tanto para quien los emite como para quien los recibe.
Precisamente por esa razón te invito a hacerlo mediante un taller
literario; y al hablar de “literatura” no busco asustarte con una práctica
destinada a unos cuantos seres inspirados y devoradores de libros, sino abrirte
a un número infinito de posibilidades expresivas a partir de tus necesidades.
Pues así como aprendemos a hablar oyendo, aprendemos a escribir leyendo. Para
tal efecto, como punto de partida he seleccionado un conjunto de textos (ensayos,
cuentos y poemas mexicanos escritos en el siglo XX): en mi opinión, la riqueza
de la literatura del siglo pasado radica no sólo en la amenidad de su discurso
y en su enorme variedad de formas expresivas como de estilos narrativos, sino
que además proviene de escritores con diversas ideologías, concepciones del
mundo y visiones de la literatura.
Hablo de un “taller” porque se trata de que aprendamos todos al mismo
tiempo (no sólo tú como “alumno”); porque yo te brindaré los elementos y tú me
enseñarás a expresarme de otras mil maneras diferentes (el estilo es tan personal
como las huellas dactilares), pero con respeto a nuestro idioma. Pienso que sólo
de esta manera te podrás dar cuenta de que en el lenguaje, como sucede con la
Naturaleza o en el Universo, absolutamente todo es posible si se sabe hacer.
El objetivo del taller es comunicar, poner en común a través de un
código llamado “escritura” (vista como un conjunto de letras y de signos), desde
la lista de las compras que pensamos llevar a cabo; un recado para otra
persona; un informe de trabajo; una queja por un servicio mal recibido o cierta
incomodidad que nos hicieron pasar; el amor que sentimos por alguien; un cuento
que ha salido de nuestra imaginación; el relato de una idea, un pensamiento o
un episodio de nuestra vida digno de ser recordado (antes de ser evaporado en
el olvido); hasta un trabajo de investigación o una tesis profesional.
Ahora bien: mi intención está lejos de darte una clase a la usanza
tradicional, mediante la que se aprendía a escribir gracias a la memorización
de un sinfín de reglas sintácticas y ortográficas. Yo te invito a hacerlo de una
forma amena y divertida. “La letra con sangre entra”, título de un cuadro del
pintor español Francisco de Goya, ciertamente es una denuncia del trato que los
profesores solían tener con sus alumnos. Tal vez no de la misma manera que
antes, es verdad; pero la gente suele tomar esta frase a veces de una forma
literal, sin reparar en que escribir es y debe ser, ante todo, una práctica de
libertad.
Cuéntanos
cómo lo ves: ¿te interesa formar parte del taller?
Mi nombre
es Gonzalo Vázquez Mantecón.
Mi
teléfono particular es el 38 71 56 36
El número
de mi móvil (con whatsapp) es el 55 41 75 73 18
Mi
dirección electrónica es gonvazman@hotmail.com
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