domingo, 14 de junio de 2015

7 de junio: Las lecciones de la elección.

Hugo Rangel Vargas

Sin concluir aun el proceso electoral a cabalidad, dado que resta aún por conocer la declaratoria de validez por parte de las instancias jurisdiccionales en muchas de las elecciones que se celebraron el pasado domingo, la jornada comicial ha arrojado luces sobre el sentir de la ciudadanía en diferentes latitudes de la geografía nacional; lecturas que están sobre la mesa como un rompecabezas listo para ser armado.

El gran marco del resultado electoral arroja a un PRI revitalizado que, en conjunto con su aliado el Verde, acumula más de la tercera parte de los alrededor de 40 millones de sufragios emitidos. Frente a ellos la oposición, desprovista de banderas políticas y mimetizada con el partido en el gobierno después del Pacto por México, tiene a un Partido Acción Nacional en plena crisis política y con una lucha intestina que será de largo alcance; así como a una izquierda pulverizada en al menos tres fuerzas políticas que tienen claras diferencias en términos de posicionamiento político: el PRD, MORENA y Movimiento Ciudadano.

Con las alternativas prácticamente canceladas, el elector fue invadido por ofertas políticas inauditas que iban desde payasos, futbolistas hasta personajes de la farándula postulados por diversos partidos políticos e incluso como candidatos independientes; todas ellas y los diferentes partidos sin embargo, no lograron concitar una participación que superara al 50 por ciento de los ciudadanos.

En Jalisco el triunfo de Enrique Alfaro en la alcaldía de Guadalajara fue la locomotora que colocó a Movimiento Ciudadano como la principal fuerza política en una entidad estratégica en la geografía mexicana, Jalisco. Su victoria revitaliza a una parte de la izquierda electoral a la vez que, junto al avance de MORENA en el Distrito Federal, enciende alertas sobre la necesaria revisión y rediseño de esta oferta política sí es que quiere aspirar a sobrevivir rumbo al 2018.


En Nuevo León el surrealismo electoral fue perfilando desde hace meses la posibilidad de un histórico triunfo para un candidato independiente. Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, candidato exiliado del PRI, logró despertar simpatías con un discurso retador y alejado de la ortodoxia de la clase política neolonesa, a la que ahora seguramente tendrá que enfrentar en el Congreso desde el ejercicio gubernamental.

En tierras michoacanas tres estampas de la elección resultan significativas aunque en cierto sentido contradictorias.

La primera de ellas es el fracaso inesperado del Partido Acción Nacional que es llevado prácticamente al punto del exterminio. Y es que cuando todo mundo esperaba que el voto de castigo le cobraría facturas al PRI después de los escándalos públicos de funcionarios y lideres de dicho partido vinculados al crimen organizado; el gran derrotado de la elección es el albiazul y fundamentalmente el calderonismo, que cayó abatido a dos fuegos: el de los otros partidos y el de la propia dirigencia nacional del PAN.

La segunda estampa se encuentra en el municipio de Tancítaro, en el que una inaudita coalición de seis partidos políticos (entre ellos PAN, PRI y PRD) alcanzó apenas el 53 por ciento de los votos; situación que deja entrever que en política uno más uno, no siempre suman dos; más aún si estas sumas se dan en un contexto de escepticismo como el que propiamente vive aquella población en la que proliferó el movimiento de las autodefensas hace un par de años.

La última estampa michoacana del proceso electoral está en el triunfo en Morelia del candidato independiente a la alcaldía, Alfonso Martínez. Ahí, más allá del grado de rechazo de la ciudadanía hacia los partidos políticos, salta a la vista el derrumbamiento de las estructuras del PRI que habían rebasado los 100 mil votos en las dos últimas elecciones, pero que hoy alejados de su patriarca Fausto Vallejo, apenas rebasaron los 58 mil votos. Valdrá la pena cuestionarse sobre la orientación que tomaron estas redes en la capital michoacana claramente ancladas al liderazgo hegemónico de Vallejo Figueroa.

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