jueves, 4 de junio de 2015

¿Votar, abstenerse o anular el voto?

Antonio  TENORIO ADAME

*Votar, anular, abstener igual a  “cheque en blanco”
*Reforma educativa, violencia, y  desencanto

El escenario electoral se encuentra preparado para montar  la comedia de las elecciones;  las encuestas anticipan resultados sin cambios en la detentación del poder: PRI 33% ; PAN 24; PRD 14; VERDE 8; MORENA 9 ; OTROS 11 % para gobernar sin esperanza.
El clima de orden prevalece en general, pese a los brotes de violencia de la CNTE en cinco estados; los escándalos fueron suficientes para doblegar al gobierno federal a la suspensión indefinida de la reforma educativa. En Chiapas y Oaxaca brota el vandalismo de los maestros.
Se previene en  la Comisión Permanente, el senador Armando Ríos Piter, solicite se convoque a comparecer el Secretario de Educación,  Emilio Chuayffett. Se mantiene, sin explicación, intocado  al subsecretario de Gobernación Luis Enrique Miranda Nava, quien es  responsable oficial  de las negociaciones con la CNTE.
El proceso electoral se encuentra inmerso en un anticlímax, resulta sintomático que  los electores no se contagiaron de la pasión propia del evento, más bien se muestran desencantados y aun frustrados, como señaló en su momento el Presidente del Senado, Luis Miguel Barbosa, la reforma electoral no alcanzó sus objetivos; en consecuencia no  disparó el entusiasmo.
Son comicios sin propuesta, los partidos no propiciaron el debate de ideas y compromisos de sus principales líderes, los candidatos opacaron sus perfiles de transparencia.
Solo algunos destellos alcanzaron a refulgir  los candidatos independientes, en Nuevo León El Bronco, Jaime Rodríguez Calderón,  puntea la encuesta para gobernador  y en Sinaloa Manuel Clouthier destaca su acceso al Congreso. Los candidatos independientes, desafían la “partidocracia”.
El único debate que se presentó en las redes sociales fue en la forma del voto, entre quienes sugieren la anulación y quienes argumentan su aportación “útil” sea para decidir el triunfo o para ejercer un “veto” contra candidatos nefastos ; como ocurre en Texcoco contra el candidato de Antorcha , y en Tehuacán Puebla, contra Jesús Hernández.
El voto nulo o activo son equivalentes porque ninguno compromete al representante quien recibe un <> o el elector emite <> que determine su actitud ante la aprobación de leyes o reformas constitucionales.
La tendencia inercial de  las elecciones intermedias registran porcentajes  de abstención sobre el 70% en un sistema donde la legitimación la puede dar un solo votante. No se explica el desgaste de promover la nulidad de votos cuando menos de la tercera parte de los electores acude a la urna.
Nunca se objeta al Congreso porque la votación total corresponda al 30 % del padrón y es evidente que el abstencionismo o voto nulo beneficiará a los partidos que tengan una estructura electoral sólida (el PAN la está creando) y una franja más o menos amplia de voto duro.
Si  vota o  no  vota o  anula, se  estará entregando un cheque en blanco a un grupo de representantes populares, como dice el doctor Juan José Mateos,  quienes no adquieren responsabilidad legal  alguna  frente a quienes votaron por ellos o a quienes no votaron,.
El problema como lo maneja Denis  Dresser no es el diagnóstico, sino  la conclusión a la que llega es una falacia que tiene beneficiarios específicos, entre ellos los adictos a la democracia globalizadora, la de los derechos humanos ad hoc  a los objetivos europeos o de Estados Unidos.
Las votaciones históricas se inflaron, en la actualidad solo se necesita tener un voto más que el adversario más cercano, esa es la legalidad, del mal  llamado "Estado de Derecho" , manipulado como escudo en contra de la argumentación sobre legitimidad que se esgrime en determinados círculos sin  permitir percibir los casos como el referéndum sobre el petróleo están sobre la mesa y no tienen efectos en un sistema político sostenido solo sobre la legitimidad que proviene de factores geopolíticos como los intereses norteamericanos en el petróleo y no en  la voluntad del soberano pueblo de México.

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