Antonio TENORIO ADAME
*Votar, anular, abstener igual a “cheque en blanco”
*Reforma educativa, violencia, y desencanto
El
escenario electoral se encuentra preparado para montar la comedia de las elecciones; las encuestas anticipan resultados sin cambios
en la detentación del poder: PRI 33% ; PAN 24; PRD 14; VERDE 8; MORENA 9 ;
OTROS 11 % para gobernar sin esperanza.
El
clima de orden prevalece en general, pese a los brotes de violencia de la CNTE
en cinco estados; los escándalos fueron suficientes para doblegar al gobierno
federal a la suspensión indefinida de la reforma educativa. En Chiapas y Oaxaca
brota el vandalismo de los maestros.
Se
previene en la Comisión Permanente, el
senador Armando Ríos Piter, solicite
se convoque a comparecer el Secretario de Educación, Emilio
Chuayffett. Se mantiene, sin explicación, intocado al subsecretario de Gobernación Luis Enrique Miranda Nava, quien es responsable oficial de las negociaciones con la CNTE.
El
proceso electoral se encuentra inmerso en un anticlímax, resulta sintomático
que los electores no se contagiaron de
la pasión propia del evento, más bien se muestran desencantados y aun
frustrados, como señaló en su momento el Presidente del Senado, Luis Miguel Barbosa, la reforma
electoral no alcanzó sus objetivos; en consecuencia no disparó el entusiasmo.
Son
comicios sin propuesta, los partidos no propiciaron el debate de ideas y compromisos
de sus principales líderes, los candidatos opacaron sus perfiles de
transparencia.
Solo
algunos destellos alcanzaron a refulgir
los candidatos independientes, en Nuevo León El Bronco, Jaime Rodríguez Calderón, puntea la encuesta para gobernador y en Sinaloa Manuel Clouthier destaca su acceso al Congreso. Los candidatos
independientes, desafían la “partidocracia”.
El
único debate que se presentó en las redes sociales fue en la forma del voto,
entre quienes sugieren la anulación y quienes argumentan su aportación “útil”
sea para decidir el triunfo o para ejercer un “veto” contra candidatos nefastos
; como ocurre en Texcoco contra el candidato de Antorcha , y en Tehuacán
Puebla, contra Jesús Hernández.
El
voto nulo o activo son equivalentes porque ninguno compromete al representante
quien recibe un <> o el elector emite <> que determine su actitud ante la aprobación de leyes o
reformas constitucionales.
La tendencia
inercial de las elecciones intermedias registran
porcentajes de abstención sobre el 70%
en un sistema donde la legitimación la puede dar un solo votante. No se explica
el desgaste de promover la nulidad de votos cuando menos de la tercera parte de
los electores acude a la urna.
Nunca se
objeta al Congreso porque la votación total corresponda al 30 % del padrón y es
evidente que el abstencionismo o voto nulo beneficiará a los partidos que
tengan una estructura electoral sólida (el PAN la está creando) y una franja
más o menos amplia de voto duro.
Si vota o no vota
o anula, se estará entregando un cheque en blanco a un
grupo de representantes populares, como dice el doctor Juan José Mateos, quienes no adquieren responsabilidad legal alguna frente a quienes votaron por ellos o a quienes
no votaron,.
El problema
como lo maneja Denis Dresser no es el
diagnóstico, sino la conclusión a la que
llega es una falacia que tiene beneficiarios específicos, entre ellos los
adictos a la democracia globalizadora, la de los derechos humanos ad hoc a los objetivos europeos o de Estados Unidos.
Las
votaciones históricas se inflaron, en la actualidad solo se necesita tener un
voto más que el adversario más cercano, esa es la legalidad, del mal llamado "Estado de Derecho" , manipulado
como escudo en contra de la argumentación sobre legitimidad que se esgrime en
determinados círculos sin permitir
percibir los casos como el referéndum sobre el petróleo están sobre la mesa y
no tienen efectos en un sistema político sostenido solo sobre la legitimidad
que proviene de factores geopolíticos como los intereses norteamericanos en el
petróleo y no en la voluntad del
soberano pueblo de México.
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