Héctor Tenorio
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Foto de elcomercio.pe/ |
El asesinato del
fotoperiodista Rubén Espinosa y cuatro mujeres en la colonia Narvarte, el
pasado 31 de julio, provocó en los ciudadanos del DF un profundo shock ante la
atrocidad de la que fueron testigos. Lo acontecido sorprendió al jefe de
gobierno Miguel Ángel Mancera Espinosa quien estaba de vacaciones, esto explica
las desafortunadas declaraciones del procurador de justicia capitalina, Rodolfo
Ríos Garza, que dijo que se trató de un asalto común cuando todos los cuerpos
tenían un tiro de gracia y las mujeres fueron violadas.
El domingo 2, luego de
la marcha de los periodistas Mancera Espinosa le corrigió la plana a su
subalterno. Pierde fuerza el discurso oficial, el cual insiste en que los carteles del narcotráfico
no operan en la Roma y la Condesa, pero las denuncias de cobro de piso son una
realidad. De igual manera la tragedia demostró que los comunicadores se
encuentran indefensos al realizar su trabajo ante la falta de un Estado de
derecho.
El gobernador Javier Duarte quedó expuesto ante la opinión pública.
Durante su sexenio 12 periodistas han sido asesinados. El mandatario en vez
intentar resolver todos los casos, limita la libertad de expresión por medio de
sus discursos.
Gracias a la reconstrucción
de los hechos se sabe que tres sujetos entre las 12:00 y las 15:00 horas,
atacaron a las tres jóvenes, a la empleada doméstica y al fotógrafo. Los ataron
de pies y manos, los ejecutaron en las recámaras. A las 15:02 uno de los tres
hombres huyó en un Mustang y los otros a pie. Da la sensación que las
autoridades del GDF quieren vincular los asesinatos con la supuesta colombiana
“Nicole”, una de las víctimas.
La clave son las cámaras, con ellas se
determinarán los pasos de los asesinos. Además el semen que dejaron después de
violar a las mujeres es una pista invaluable. Incluso existe un testigo
protegido que ayudará a esclarecer los asesinatos.
Sin embargo, la
mayoría de la ciudadanía cree que lo sucedido se relaciona con las amenazas
recibidas contra la activista Nadia Vera y el periodista Rubén Espinosa que
hace casi dos meses dejó el estado de Veracruz tras ser objeto de agresiones y
amenazas. En los años que estuvo en esa entidad generó muchos enemigos debido a
su comportamiento ético. La visión humanista lo hizo ver más allá, se enfrentó
a funcionarios y cuestionó a los periodistas locales quienes hacen del
“chayote” su modus operandi. En realidad la transición democrática en la
provincia es letra muerta. Los comunicólogos son acosados y amenazados por los
narcopolíticos que se sienten intocables y demuestran que la impunidad es su
mejor aliada.
En este
contexto, se explica que el gobernador Javier Duarte se convierta en el
principal sospechoso, algunas de las críticas que ha enfrentado se derivan de
la situación de inseguridad en el estado y de los riesgos que corren los
periodistas. Ante esos señalamientos, el priísta asegura que los problemas son
menores en comparación a los que encontró al asumir el cargo hace cinco años.
En el 2016, el PRI buscará mantener la hegemonía que ha tenido durante más de
80 años.
El caso trae a
la memoria el asesinato de Paco Stanley el 7 de junio de 1999, que dañó la
imagen del entonces jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas, perdió popularidad
que se vio reflejada cuando se postuló como candidato presidencial en el 2000.
Fue un golpe mediático orquestado por Tv Azteca quien de manera dolosa
descarriló al perredista. Al final salió a relucir que Stanley estaba vinculado
a cuestiones relacionadas con la distribución de drogas.
Esto lo debe
tener presente Mancera Espinosa quien deberá demostrar que su paso por la
procuraduría de justicia del DF no fue en vano. Veremos que tan buen policía
es, ya que como político deja mucho que desear.
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