martes, 15 de septiembre de 2015

La burocracia, nuestro mal de cada día

SM Rico 

Foto de boletinmexico.com.mx/
La burocracia es como una clase social aparte, cualquier empleado (o aviador) que la conforme, no debe sus ingresos a la cantidad de productos que elabora, ni tampoco por el conjunto de servicios que realiza; el burócrata en realidad debe sus ingresos al estatus que tiene dentro de la estructura de gobierno o de la empresa.

El estatus de este personaje dentro del sistema burocrático radica en un punto de gran importancia: la fidelidad, por lo tanto, es más significativa la confianza que el sistema pueda tenerle al funcionario en cuestión, que los servicios que éste pueda prestar a la ciudadanía.

Un ejemplo de lo anterior lo encontramos en el Ejército; propiamente, su fidelidad no se encuentra con la población, sino con su respectivo mando (el gobierno), el cual decide quién es bueno y quién es malo como servidor público. Y es cierto, en teoría, el gobierno se origina del pueblo y es votado también por éste, sin embargo, al final son solo un grupo de personas y sus respectivos intereses, los que deciden para toda la colectividad.

Otro caso lo encontramos en el clero, el cual protege su estructura y su imagen por encima de las necesidades y las denuncias de la población; el ejemplo clásico podemos encontrarlo a través de la historia en los muchos casos de abuso contra infantes alrededor del mundo. La fidelidad está a favor de la estructura y no en las personas que sostienen con sus recursos o con su fe, la organización de su poder burocrático.


Pero: ¿qué significa la burocracia y para qué sirve realmente? Su origen se remonta a las primeras civilizaciones y ha valido para agilizar las labores del gobierno establecido, ya sea por medio de acciones legales o acciones administrativas, destinadas a delegar la responsabilidad del gobernante sobre los gobernados.

El significado que guarda, varía según el uso que se le da; en el caso de los gobiernos y los operadores de la industria, la burocracia es un elemento de control en la estructura de mando que tiene gran importancia, pues asegura la encomienda de las responsabilidades por medio de funciones específicas para asegurar el correcto ejercicio del aparato administrativo.

Por otro lado, para quienes padecemos la burocracia es una historia muy distinta, pues significa encontrar un interminable número de obstáculos para alcanzar nuestros objetivos; ya sea que necesitemos realizar un trámite legal o administrativo o que la necesitemos para alcanzar una rápida impartición de justicia. Para los ciudadanos la burocracia sólo involucra una compleja estructura de trámites y de jerarquías que no termina de funcionar más que para sí misma.

En cuanto a sus aspectos teóricos como filosofía empresarial, la administración burocrática es heredera de las ideas de Auguste Comte, esto por su inclinación de poner los intereses del Estado o la empresa por encima de los de sus integrantes y de las personas a las que sirven; además del nepotismo y la corrupción, algo que le augurara como su principal defecto Max Weber ya desde principios del siglo XX.

Con el tiempo, estos principios fueron convertidos por Henri Fayol en verdaderos ejes de la administración moderna, los cuales sirvieron para estructurar todo un sistema por medio del cual, la única salida que se tiene es la obediencia y la alienación a un sistema que tiene intereses particulares y que se escuda en la bandera del bien común.

De un modo u otro todos padecemos a la burocracia: trabajando bajo sus reglas, realizando trámites interminables o buscando justicia contra un gobierno ineficiente. ¿Que podríamos hacer para remediarlo? Parece que no tenemos muchas esperanzas, pero tal vez podremos someterla algún día por medio de la constante observación y la obligación de la invariable rendición de cuentas.

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