Héctor Tenorio
La fuga de Joaquín Archivaldo Guzmán
Loera, alias El Chapo, del Centro
Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 del Altiplano, en el Estado
de México, el pasado 11 de julio, es producto de una conspiración contra el
gobierno federal. En ella participaron el personal del penal, el cártel del
Pacífico y políticos de alto nivel. Solo así se explica que el delincuente
tuviera acceso a los planos del centro carcelario y a la agenda del presidente
de la República Enrique Peña Nieto.
Foto ejecentral.com.mx |
El más beneficiado con la situación es
el todavía diputado federal Manlio Fabio Beltrones Rivera, uno de los artífices
de las reformas estructurales necesarias en el proyecto neoliberal, y posible
próximo Secretario de Gobernación desde donde podría competir en el 2018. Manda
un mensaje dirigido a Los Pinos: Él es único que puede resolver la crisis de
seguridad que atraviesa México, de lo contrario el caos se prolongará. Pero su
sola presencia al frente de la seguridad no garantiza conservar la
gobernabilidad.
El problema para Fabio Beltrones, es el “círculo
dorado del Estado de México”, no lo quieren, se le ve como alguien ajeno. Además
el actual titular de la seguridad interna Miguel Ángel Osorio Chong, no
renunciará a menos que se lo ordenen. Por lo pronto, tendrá que dar
explicaciones ante la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional de la Cámara de
Diputados. Aunque se salve, sus aspiraciones presidenciales se han agotado. Igual
suerte correrá el grupo Hidalgo.
Cabe destacar que Peña Nieto no se ha
caracterizado por doblarse ante la presión. Vendrán los cambios en el gabinete
pero estos serán después del primero de septiembre. Sin embargo, le preocupa la
imagen de la nación en el exterior donde se ha quedado en ridículo. Entre los
daños colaterales se encuentra la visita de Estado del mandatario mexicano a
Francia, la cual pasó a un segundo plano en los medios.
Incluso Washington aprovecha el mal
momento, filtran información sobre que ellos estaban enterados de los planes
del narcotraficante e informaron a sus pares mexicano, el objetivo es meter
mano a la seguridad nacional. ¿Bajo estas circunstancias, quién les dirá que no
a los vecinos del norte?
Hasta el momento fueron cesados el titular del órgano desconcentrado de
Prevención y Readaptación Social, y la coordinadora General del Cefereso y al
director del penal Valentín Cárdenas Lerma, quien junto con el director técnico
de la cárcel, Librado Carmona García, aparentemente proporcionaron información clasificada del
lugar a los abogados del narcotraficante. Se han interrogado aproximadamente a
49 personas 22 han quedado retenidos en el penal y la lista crecerá.
Se intenta desviar la atención diciendo
que la culpa de la fuga es del órgano de derechos humanos que no permiten que
filmen a los criminales cuando se bañan. Cuando en realidad es un problema de
corrupción. Ahora bien, la recompensa asciende a 60 millones de pesos que ofrecen las autoridades para aquel que proporcione información
del criminal, es un recurso que resulta insuficiente o una buena broma.
El ciudadano ha quedado vulnerado en su
seguridad, reacciona con incredulidad frente a la autoridad, por eso el mensaje
oficial cae en el vacío. Priva un miedo irracional con el rostro del desamparo. La recaptura de Guzmán
Loera resulta indispensable.
En este contexto vale la pena releer el
escritor Charles Lindholm, en su libro Carisma señala que cuando las personas son oprimidas
por un sistema que consideran ilegítimo, pueden buscar un salvador carismático
que no sólo ofrezca participación en una comunión extática, sino también
promesas para emprender una cruzada transformadora contra el mundo corrupto.[1]
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