Una realidad social con entereza

Por: VIVERO BETZABETH

Nuestro país vive problemas de inseguridad, violencia y criminalidad, esto ha llevado a que la sociedad viva con temor. El Estado preocupado por dar solución a través de las tres esferas de gobierno busca superar esta etapa. Sin embargo, se vuelve necesario aludir el rol que jugamos los miembros de la sociedad civil, ante el clima de violencia que estamos viviendo, ya que en nuestro país existen cosas controversiales.

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Cabe, hacerse un cuestionamiento: ¿cuál es el problema que tenemos los mexicanos? los mexicanos nos asumimos como víctimas, en muchos sentidos, es decir, México es un país de mártires, lo cual no es nuevo, desde tiempos remotos, nos consideramos víctimas: de los españoles, víctimas de Don Porfirio Díaz, del PRI, de Salinas, víctimas de los delincuentes, de los secuestradores, claro, ello no demerita el hecho de que éstas últimas sean cuestiones que deben ser solucionadas, pero en realidad la sociedad mexicana no es víctima, se “asume como víctima”.

Nosotros los mexicanos deberíamos dejar de adjudicarnos el título de “víctimas”, debemos pasar “de ser” a “ser” una sociedad responsable y participativa, que aporte respuestas ciudadanas, es esencial el papel de los miembros de la sociedad civil y tomar en consideración cuatro niveles de respuesta ciudadana ante la violencia:

Primer nivel: es la negación y la apatía, hoy en día gran parte de la sociedad mexicana está en la negación queremos seguir haciendo nuestra vida cotidiana cuando no estamos en una situación normal, estamos cuando menos en un estado de excepción, que es como la persona que tiene una gran enfermedad y quiere pretender que tiene algo insignificante, como un resfriado, que se le va a quitar con remedios simples. Pero México no sufre de un resfriado, sino de cáncer, y si no hacemos algo al respecto ese cáncer va a terminar por pulverizarlo, se necesita mover a esa sociedad mexicana a ese nivel de “negación y apatía” a otro nivel de respuesta que es el “reconocimiento”.

Segundo nivel: ese reconocimiento va a generar temor en las personas, reconociendo la gravedad de la situación; sin embargo, el miedo es mejor que la apatía porque éste, nos incentiva a hacer algo, la ciudadanía tiene miedo mucho miedo y actúa con base al mismo, la calles en México son inseguras, por lo que las personas se repliegan en sus casas, convirtiéndolo en un ciclo y por consiguiente en un círculo vicioso que acaba con la sociedad y con las personas, resguardadas en su casa con más miedo que cuando se encuentran expuestos, necesitamos enfrentar ese recelo, precisamos mover a los miembros de la sociedad mexicana de ese nivel al sucesivo que es la “acción”.

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Tercer nivel: “acción”, es crucial enfrentar nuestros miedos y retomar nuestras calles, ciudades, básicamente nuestro territorio. Para muchas personas el actuar es sentir coraje, si del miedo pasamos al coraje; porque ya no se soporta más esta situación y la sociedad dice vamos a hacer algo al respecto. Hoy en día la colectividad ha tomado la justica por su propia mano. Porque el gobierno no hace nada al respecto; sin embargo, vivimos en un “Estado de derecho”, donde coexiste una independencia del poder judicial, existen los derechos del ciudadano y hay una responsabilidad de la administración pública. Empero, la sociedad exasperada está tomando un actuar violento, aunque cualquier acción es mejor a no hacer nada, pero esa operación es participar en la violencia, volviendo esencial pasarlos al nivel de respuesta que es la “acción no violenta”.

Cuarto nivel: la acción ciudadana coordinada, organizada y pacífica (no violenta), una sociedad que se moviliza, a hacer algo por México. Hay que hacer un llamado a todos los mexicanos para que todas nuestras tradiciones, cultura y la pasión de nuestras fiestas no se acabe y tampoco el espíritu del mexicano que es más grande que ciertos grupos criminales, la batalla está ganada pero hay que darla.

Haciendo una breve referencia al poeta Juvenal, él menciona una frase que hoy hace eco en el corazón de todos los mexicanos, dijo: "Considera que el mayor de los pecados es preferir la mera existencia, a una existencia con honor y cuidado de, por preservar la vida, no perder las razones mismas de vivir".