martes, 21 de julio de 2015

Una república que se cae

Sergio Gómez Montero
gomeboka@yahoo.com.mx
 
Sin duda, luego de conocer el excelente estudio de Gerardo Esquivel Desigualdad extrema en México: Concentración del poder económico y político, uno necesariamente tiende a especular sobre el carácter actual de la sociedad en México tal como lo hizo en días pasados Enrique Peña Nieto al hablar sobre el sistema de transparencia y la identidad nacional. Sin llegar al grado que trató de alcanzar en su alocución, ni mucho menos, el erudito-presidente-de-la-república, sí hoy, a partir del estudio citado, le vienen a uno ideas a la cabeza, entre otras la que cuestiona el sentido que hoy tiene el sistema republicano del país y cómo a través de él se interconectan los tres poderes. 

Si bien El espíritu de las leyes y Montesquieu se hacen presentes al especular sobre la materia, sí pierde sentido la reflexión de Sartori (para estar a la moda) al respecto cuando dice: “(...) el concepto de libertad política tiene una connotación de resistencia. 

Es libertad de, porque es la libertad del y para el más débil (...) Lo que pedimos de la libertad política es la protección contra el poder arbitrario y despótico. Al señalar una situación de libertad nos referimos a una situación de protección que les permita a los gobernados oponerse al abuso de poder por parte de los gobernantes”, y que se refiere a las razones que originaron el establecimiento del régimen republicano fundado en la división de poderes. Se trataba de ponerle fin, con el régimen republicano, al poder despótico monárquico.

Pero, ¿por qué hoy, en México, contradictoriamente, con el régimen republicano se vuelve a implantar el régimen despótico autoritario?

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