Alberto Carral
El llamado sistema-mundo está siendo azotado por un enorme huracán, que genera un conjunto de vórtices en los que las turbulencias son más intensas. Esto se debe a que la decadencia del imperio estadounidense ha entrado en una fase crítica, en la que se está produciendo una transferencia acelerada de poder desde ese centro hegemónico hacia sus competidores, de manera destacada hacia China y Rusia. La abundante inestabilidad que este vasto reacomodo genera, se manifiesta con mayor fuerza en ciertas zonas del planeta que tienen características geopolíticas especiales, muchas de las cuales —aunque no todas— se ubican en el continente eurasiático-africano.
El llamado sistema-mundo está siendo azotado por un enorme huracán, que genera un conjunto de vórtices en los que las turbulencias son más intensas. Esto se debe a que la decadencia del imperio estadounidense ha entrado en una fase crítica, en la que se está produciendo una transferencia acelerada de poder desde ese centro hegemónico hacia sus competidores, de manera destacada hacia China y Rusia. La abundante inestabilidad que este vasto reacomodo genera, se manifiesta con mayor fuerza en ciertas zonas del planeta que tienen características geopolíticas especiales, muchas de las cuales —aunque no todas— se ubican en el continente eurasiático-africano.
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Como resultado del gran poderío económico acumulado por el gigante de Oriente durante las tres últimas décadas, sus competidores en Occidente han tendido a reaccionar defensivamente en los meses recientes, aunque no siempre de manera inteligente. Con su comportamiento desesperado y agresivo, han provocado un acercamiento estratégico entre China y Rusia —sus más temidos rivales—, que ha catapultado la mutación de la relación de fuerzas a escala global. En principio, la distribución del poder hegemónico entre las potencias está evolucionando hacia un esquema multipolar, en el que se configura velozmente un nuevo liderazgo chino que trasciende el ámbito puramente económico-tecnológico, y tiende a extenderse muy rápido hacia territorios antes exclusivos de Estados Unidos, como el financiero y el monetario, e incluso el militar, en el que Rusia es tal vez el actor de vanguardia...
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